jueves, 28 de junio de 2012

un jueves, mandar todo a la mierda y escribir

Empezar el día,
un día perfectamente planificado,
con tantas cosas por hacer.

Azarosamente tropezarte con un poema de Goytisolo,
abandonado por ahi en un rincón oscuro,
y sentir esas ganas de mandar todo a la mierda y escribir.
un jueves, con la lluvia tan gris, tan solo escribir.
convertirme en una máquina de escribir,
y escupir ideas, cuentos, poemas, toda clase de ficciones.
todo para mostrártelo a ti, que eres tan ciega.

Busco la botella,
ya no queda alcohol en esta casa vacía.
se acabó luego de la fiesta que solemnemente dimos en tu nombre
y a la cual tu decidiste no asistir.

quizá a propósito,
o quizá porque no sabías que yo existo
y que te escribo
te escribo mucho

y los jueves me da por mandar todo a la mierda,
sucumbir ante la nostalgia de la lluvia,
escribir hasta tocar fondo,
esperando renacer al día siguiente
y no sentir esa necesidad de calmar las heridas con licor
con mas poemas estúpidos
poemas que nunca existirán
porque nunca serán leídos por ti

y es que ese era su único propósito
luego da lo mismo si alguien mas los lee
ahora solo son como espectros que rondan por internet
restos de un naufragio
esparcidos entre las redes sociales
y blogs de actualidad

pero sigo escribiendo,
y cada jueves el ritual se repite,
como algo necesario
como una condición sine qua non
mando todo a la mierda,
no paro de escribir,
nunca paro de escribir.

viernes, 22 de junio de 2012

de noche, salgo a cazar la bestia

De noche,
salgo a cazar la bestia,
tomando varios tragos de aquel alcohol espeso, amargo, esa aguardiente voraz que inflama de valentía el espíritu, me armo del coraje necesario para salir a cazar.

El campo de batalla puede ser cualquier territorio, sea físico, mental o espiritual y yo me acerco sigilosamente entre el silencio ensordecedor de la madrugada.
Una vez ahí, en el lugar de encuentro, me paralizo ante el terror de lo desconocido (que suele ser tan seductor y familiar, el más claro espejo de mi soledad) y temeroso me siento ante esa bestia que es la hoja en blanco, que es el pasado, que es el futuro que me gusta imaginar;
miro a la bestia directamente a los ojos, e intento seducirla lentamente, con remedos de palabras, con fragmentos de libros que han quedado en mi cabeza, con versos védicos, con artilugios literarios;
cuando ello no funciona, le recrimino mi frustración, le escupo, le grito, la maldigo, la profano.

pero sobre todo escribo incansablemente, bajo el resguardo de aquella anestesia liquidámbar, le escribo toda clase de versos lacónicos, verborreas sin sentido, lugares comunes, experiencias sexuales sin parangón, insultos, halagos, poesías y anti-poesías.

y siempre el resultado es el mismo, construyo y deconstruyo aquella bestia, pero nunca logro atraparla, hacerla mía, y noche tras noche regreso derrotado, vencido en una batalla que ni siquiera pude iniciar.

aún así cada noche salgo de nuevo a cazar esa bestia, la que encuentro en tu mirada, la que está en las páginas en blanco, en el apego a futuros inalcanzables, en los laberintos inextricables que son mis pensamientos y emociones.

siento que ante todo, es una lucha necesaria, una lucha que para mi es alimento, una lucha que siempre valdrá la pena intentar.

miércoles, 20 de junio de 2012

Ser montaña


Todo el tiempo, una idea seguía rondando mi mente:

ser montaña, ser como una montaña, 
imponente, como un Buda, 
en un permanente estado de meditación, 
desde tiempos inmemoriales, 
sintiendo la lluvia caer sobre mi, 
sin inmutarme. 

Irradiar luz a todos los seres que habitan en mi regazo.

ser montaña, 
y ver pasar el tiempo, 
vaciando mi mente, 
y estando presente,
siempre presente.

dejar ir los pensamientos, 
incesantes, ruidosos y molestos, 
haciéndome olvidar 
que aquí está el presente, 
en la montaña, 
en la lluvia, 
en la meditación.

tratar de ser montaña, 
como un Buda, 
paciente, 
eternamente paciente.

ser libre del apego, 
del condicionamiento al mundo.

ser montaña.

viernes, 15 de junio de 2012

Kerouac, viajando.

Releyendo los vagabundos del dharma de Jack Kerouac me reencontré con este pasaje tan perfecto, una descripción tan hermosa de la montaña, de los viajes y de los eternos reencuentros:
"Me parecía que ya había visto antes el antiguo atardecer del sendero; los prados, las rocas y las amapolas de pronto me hacían revivir la rugiente corriente con el tronco que servía de puente y el verdor del fondo, y había algo indescriptible en mi corazón que me hacía pensar que había vivido antes y que esa vida ya había recorrido el sendero en circunstancias semejantes acompañado por otro bodhisattva, aunque quizá se tratara de un viaje más importante, y tenía ganas de tenderme a la orilla del sendero y recordar todo eso. Los bosques producen eso, siempre parecen familiares, perdidos hace tiempo, como el rostro de un pariente muerto hace mucho, como un viejo sueño, como un fragmento de una canción olvidada que se desliza por encima del agua, y más que nada como la dorada eternidad de la infancia pasada o de la madurez pasada con todo el vivir y el morir y la tristeza de hace un millón de años, y las nubes que pasan por arriba parecen testificar (con su solitaria familiarida) este sentimiento, casi un éxtasis, con destellos de recuerdos súbitos, y sintiéndome sudoroso y soñoliento me decía que sería muy agradable dormir y soñar en la hierba."

El indio, de Alan Mills

La búsqueda literaria me llevó a reencontrarme con éste poema de Alan Mills, siempre me pareció un poema genial, acá se los comparto:

"El indio no es el que mira usted
en el catálogo de turismo, 
cargando bultos
o llevándole comida a la mesa. 
Tampoco el que ve desde la ventanilla
y pide monedas haciendo malabares, 
ni el que habla una lengua muy otra 
y resiste fríos nocturnos. 

No, el indio está adentro, 
y a veces se le sale, acéptelo, 
aunque lo entierre en apellidos, 
aunque lo socave bien 
y niegue su manchita de infancia, 
ahí está, acéptelo. 

Y si aparece esa agua rancia, 
voraz, el aguardiente que inflama, 
ya verá que se le sale, 
el indio empuja con su fuerza de siglos, 
emerge ardoroso y se le sale, 
con lo guardado, 
con lo que dura doliendo. 

No, no es otro, 
el indio soy yo, 
a ver, repita conmigo."


martes, 12 de junio de 2012

Escritores todos, al fin y al cabo.

Escritores todos.

Los hay de todos los estilos, algunos son como albañiles, trabajan a diario cada palabra hasta lograr la estética perfecta, la literatura es para ellos una rutina, un trabajo que debe ser gradualmente perfeccionado.

También los hay difusos, aquellos que juegan con las palabras, sin poner cuidado en las reglas gramaticales, que tratan de capturar el caos de la mente en oraciones que pueden o no tener sentido.

Por otro lado, los hay silenciosos, que conviven con el silencio ensordecedor de la falta de inspiración por años y años y un día, aleatoriamente, perciben la inspiración, ella toca su puerta y se sientan a negociar; acuerdan dejar la vida pasar, dedicando noches enteras de insomnio a escribir, garabatear, hasta parir un tomo que podría ser una obra de arte o un pedazo de basura.

Los hay digitales, blogueros, a quienes la inspiración llega de 140 caracteres a la vez. Que no pueden dejar pasar un segundo sin tratar de capturar la más reciente idea que cruzó por su cabeza.

Escritores todos, malos, buenos, mediocres, desconocidos, famosos.
A todos nos unen las palabras, la necesidad de escribir, de dar rienda suelta a nuestras emociones y pensamientos sobre un lienzo de papel (real o digital).

Escritores al fin y al cabo.

lunes, 11 de junio de 2012

Instrucciones para tocar fondo

Consiga alcohol, mucho alcohol, trate de tomarlo todo directamente sin pensar en las consecuencias, idealmente hasta perder la conciencia.
Luego de revivir, tome una hoja y empiece a escribir, de ahora en adelante dedíquese a escribir.
Despierte por la mañana, tome un trago de la cerveza que no se terminó la noche anterior y escriba.
No importa si las oraciones no tienen coherencia y/o sentido, usted escriba, hasta que el fuego interno se vaya apaciguando.
Intente domar uno a uno sus sentimientos, frustraciones, rencores, y demás males con las palabras.
Imagine personajes extravagantes en las situaciones más extrañas posibles, escriba múltiples desenlaces sin lógica aparente, tan solo escriba.
Después de un tiempo, todo vendrá naturalmente (con la ayuda del alcohol por supuesto).
Ud. siga escribiendo, mientras la vida pasa ante sus narices, eso ya está demás.
Una vez en este punto talvez empiece a jugar en su cabeza con la idea de publicar alguno de sus textos; deje de soñar, porque nadie lo leerá, ese no es el objetivo, el punto es escribir, seguir escribiendo, hasta que ya no exista un fondo, sino un perpetuo abismo, un abismo lleno de letras y frases interminables, una colección de ideas sin comienzo ni fin.
Ahí se encuentra la verdad última de este mundo, en el alcohol y la literatura y en la idea de que nunca existe un fondo, sino únicamente la voluntad de seguir escribiendo para evitar recordar que hace mucho tiempo ya que todo se fue a la mierda.

instrucciones para despertar sin despertar

Amanecer.
Pensar que todo va bien en tu vida.
Recibir una cachetada metafísica, inesperada;
de esas que sacuden todo lo que habías vivido hasta el momento.
Darte cuenta que a veces el cotidiano puede ser demasiado letárgico
y entonces decidir despertar, pero no saber cómo.

...como un laberinto sin salida.
Vuelva a comenzar, hasta llegar al mismo punto en que se encuentra en este instante.
Repetir el día siguiente y así sucesivamente.

sábado, 2 de junio de 2012

Proclamación para los días de lluvia

Decidimos atrincherarnos en nuestra cama.

Solemnemente proclamamos que en los días de lluvia nos negaríamos a salir de la cama, y nos convertiríamos en navegantes, en viajeros en un mar de sábanas, nos dedicaríamos a contarnos cuentos, a inventar historias sobre un país que fue inundado por la lluvia y se convirtió en millones de islas-camas independientes, en las cuales la gente perdió la noción del tiempo y se dedicó al amor, a hacer el amor, a escribir sobre el amor, a vivir el amor.
Llovió sin parar por años y años, indefinidamente, y así nosotros navegamos incontables lunas, escondidos entre las sábanas, jugando, enrollando nuestras piernas, nuestros cuerpos, hasta convertirnos en uno y olvidarnos de todo lo demás.

Cuando finalmente salió el sol, tuve que despertar. Alistarme para ir al trabajo, leer las noticias, pensar sobre la crisis en Europa, volverme gris como el color de los edificios burocráticos.

A veces te pienso, cuando desde mi ventana veo la lluvia cayendo sobre la ciudad, sentado en la cama y recuerdo haberte conocido en alguna vida pasada, pero hace mucho tiempo que dejaste de estar aquí y yo hace mucho que he olvidado como navegar.