tag:blogger.com,1999:blog-86560390641142018222024-02-21T05:19:56.682-08:00Caja MetafísicaIvánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.comBlogger45125tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-72427487251604365892018-11-04T07:36:00.000-08:002018-11-04T07:52:24.856-08:00Diarios de la cordillera<div class="p1">
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;">Volcán Antuco, Sierra Velluda y Laguna del Laja (diciembre 2016)</span></div>
<div class="p3">
<br /></div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;">Día 1.</span><br />
<br /></div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Por aquella época me dedicaba a subir cerros todos los fines de semana, a caminar por horas contemplando paisajes. Había descubierto el placer que genera la tarea de subir, de llegar a una cima; dedicar todas las fuerzas del cuerpo a esa meta, estando únicamente en el ahora.<br />
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Empecé con senderos de montañas cercanas de la ciudad (lo cual era tan fácil viviendo en Santiago, rodeado de cerros), pero este era mi primer gran viaje a la cordillera.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Amanecí con el sol de madrugada colándose por la ventana del bus, en un pueblo llamado Cabrero, en el punto donde el bus abandona la autopista al sur y empieza a adentrarse por caminos rurales.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Pasando por varios pueblos pequeños, el aire a montaña se hacía cada vez más tangible. Nos acompañaron por un buen tramo las plantaciones de pino, la industria forestal de la Araucanía en su esencia: un ejército de árboles, alineados de forma perfecta; un batallón inamovible, artificial y carente de vida interior.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Pasadas las plantaciones, el paisaje de cordillera se abrió en todo su esplendor. Cada vez menos gente iba quedando a bordo del autobús, y la sensación de aventura me empezó a llenar. El vacío en el estómago, la felicidad de haber escapado de la ciudad y estar aquí.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
El conductor del bus no tenía muy claro el camino mientras atravesábamos pequeños caseríos rurales, pero tampoco existían muchas alternativas, inevitablemente el camino fluía hacia arriba, acercándonos a las montañas.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Llegamos a la última estación, un paradero en medio de un paisaje agreste, un punto en la nada.</div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Un pick-up esperaba a un grupo de gente que baja conmigo, les pregunté si me podían adelantar hacia el parque.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
El verdadero viaje empezó con la sensación del aire en mi cara, <span class="s1">mientras viajaba </span>sentado atrás, rodeado de verde y cielos celestes interminables. Estoy tan feliz de haber venido, pensé.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
El auto se desvió por un pequeño camino de tierra, despidiéndome sobre la carretera. Caminé hasta un paradero cercano, esperando alguna clase de bus rural o alguien a quien pedirle un aventón. Era un día feriado, así que la espera se anticipaba larga.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjBB8DXCIYGrtF6GSIRt_q3erpDKt5LhMLTFWaIe7l006zutV0YW7dw635F1fz4Fn9OyP7RqUy0oDYuMdlA7JWkba6pYK_pXdD_yGYq3-RdGg4EXgwZSfRmyYNUS0sxpqCWHXw8IV5SRFR/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_279d.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjBB8DXCIYGrtF6GSIRt_q3erpDKt5LhMLTFWaIe7l006zutV0YW7dw635F1fz4Fn9OyP7RqUy0oDYuMdlA7JWkba6pYK_pXdD_yGYq3-RdGg4EXgwZSfRmyYNUS0sxpqCWHXw8IV5SRFR/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_279d.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Camino que conduce a la entrada del Parque Nacional Laguna del Laja.<br />
A la izquierda el cono del volcán Antuco, a la derecha la Sierra Velluda.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Una señora que esperaba junto a su familia en el paradero me preguntó hacia donde viajaba. -Al parque nacional-, le contesté, -voy a la montaña-.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Dirigiéndose a los familiares que la acompañaban, aunque más para si misma, comentó que no entendía porque la gente tenía que subir. Con tanta noticia de jóvenes que se perdían allá arriba, cuál era la necesidad de subir a la montaña y exponerse a tanto peligro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y yo no supe que responder, solo aventuré una sonrisa, porque no sabía cómo explicarle que no era algo que se pensaba, era algo necesario. Una fuerza irresistible que lo arrastraba a uno de vuelta. Que lo tenía a uno pensando todo el día en la montaña, en los días que faltaban para la próxima subida.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="p2" style="text-align: start;">
<div style="text-align: justify;">
Había descubierto que recorrer senderos era también una forma de meditar, de sentirme parte de algo más grande. La exigencia física me llevaba al punto de dejar de pensar, y dedicarme exclusivamente a la tarea de seguir avanzando (que es una forma de supervivencia). Vivir el instante, experimentarlo sin el filtro de la interpretación, aceptar todo frente a mi tal cual se presentaba.</div>
</div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La carretera estaba prácticamente vacía, pero tras una media hora de espera tuve suerte y un par de automóviles que pasaron me acercaron hasta la entrada del Parque Nacional Laguna del Laja, mi objetivo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="text-align: justify;">Cerca de las diez, luego de registrarme con el guardabosques y adentrarme un poco en el Parque, estaba a los pies del inicio del sendero. El sol me acompañaba alegremente, una brisa refrescaba. </span><br />
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<span style="text-align: justify;">Solemnemente pedí permiso para entrar, la cordillera me recibía.</span><br />
<br />
<span id="goog_255282480"></span></div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
El peso de la mochila y una subida exigente me dieron la bienvenida, un tramo que me obligó a ir parando para recobrar el aire frecuentemente. El cuerpo exigido por la fuerte carga que llevaba a hombros.</div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Conforme avanzaba cuesta arriba, y el aliento me iba faltando, empezó lentamente a surgir la cara norte de la Sierra Velluda, coronada por el glaciar Abanico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba completamente solo en el camino. Mi única compañía eran los repentinos ruidos de pequeñas lagartijas y conejos al esconderse entre arbustos, y los molestos tábanos que insistentemente rondaban cerca de mi cara atraídos por el sudor. </div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cerca de una hora y media de trayecto, y llegué a una planicie donde la vegetación de la subida fue desapareciendo, abriendo paso a un escenario vagamente marciano. Un valle rocoso que debía cruzar para llegar hasta el primer punto de descanso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLccBwW0WdZ2N8juaolxsQ9QI6qMq89zo4gLAaT-fq9LzUAxLZeaIc3VJlSBRr-KfBK6icCE1_hSCm5NeBKTiLygbSUU0dhWBb2jK0CRjkEa4THh19ONaBK84M66FnQWWMqdcYDVmVD0gs/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27b6.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLccBwW0WdZ2N8juaolxsQ9QI6qMq89zo4gLAaT-fq9LzUAxLZeaIc3VJlSBRr-KfBK6icCE1_hSCm5NeBKTiLygbSUU0dhWBb2jK0CRjkEa4THh19ONaBK84M66FnQWWMqdcYDVmVD0gs/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27b6.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Escoria volcánica. Al fondo "el Anfiteatro" coronado por el glaciar Abanico sobre la Sierra Velluda.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Las rocas a mi pies eran la escoria del volcán Antuco, un cementerio que daba testimonio a los ríos de lava que tiempo atrás destruyeron todo a su paso. Un océano arcilloso y negro, donde ningún tipo de vida aparentaba posible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Unas pequeñas banderas demarcaban el sendero para cruzar al otro lado, acercándome a mi primer objetivo: una formación natural a los pies de la Sierra Velluda que asemejaba un anfiteatro, conocido por ese mismo nombre.<br />
<br />
El blanco del glaciar<span style="background-color: white;"> resplandecía bajo el reflejo del inclemente sol de verano. Por sus laderas el hielo que se derretía formaba cascadas, que a lo lejos se veían como delgados hilos de plata que pendían de la montaña.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Fui saltando de roca en roca para cruzar el mar de lava petrificada, hasta llegar a un arroyo. El primer punto de agua en todo el trayecto. Luego de vadearlo con cuidado en su parte mas angosta, llegué al Anfiteatro, el primer punto de descanso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un lugar perfecto para refugiarse a la sombra, y reponer energías luego del primer tramo de subida que me tomó aproximadamente dos horas recorrer. Ahí me encontré con un grupo de gente que había llegado mas temprano, y se esparcía apaciblemente sobre el lugar, explorando las cascadas que revientan a los pies de la montaña.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tomé un agradable reposo a la sombra después de almorzar algo, y mientras cerraba los ojos me limitaba a sentir mi respiración en sincronía con todo mi entorno. Una extraña mezcla de calma y euforia me invadían, al saberme ahí en medio de tanta belleza, tan lejos del resto del mundo.<br />
<br />
Si bien el libro guía que llevaba recomendaba acampar en el sector y emprender el rumbo al día siguiente, me tenía confianza y tras descansar una media hora, retomé el camino. Mi objetivo era el sector conocido como "el Portezuelo", u<span style="background-color: white;">n paso en forma de hamaca</span><span style="background-color: white;"> </span><span style="background-color: white;">que marca el punto intermedio donde se unen el volcán de Antuco con la Sierra Velluda.</span><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<div style="text-align: justify;">
</div>
Manteniendo el ritmo de avance, esperaba estar arriba en no más de tres horas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs7W8OGtC3P5Wuv18H5gaIbWTin3REmYrZQBYEnEm_Sm4EtoAH10uDMYuA33F0oS0sz9TQBmrRmDy1dmdwZuhR8S3jGAb5yTdlpJGgq966_yhwBqmo_TVUgp1-34IQtTlik_IGxezw6nSo/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27b9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs7W8OGtC3P5Wuv18H5gaIbWTin3REmYrZQBYEnEm_Sm4EtoAH10uDMYuA33F0oS0sz9TQBmrRmDy1dmdwZuhR8S3jGAb5yTdlpJGgq966_yhwBqmo_TVUgp1-34IQtTlik_IGxezw6nSo/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27b9.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Al fondo el Portezuelo, el paso que une el Volcán Antuco (izq) con la Sierra Velluda.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Dejé la calma (y la sombra) del anfiteatro para continuar con el ascenso. A mi derecha fluía el arroyo, que se alejaba de mí conforme avanzaba hacia el paso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La mezcla de roca y arena de escoria volcánica hacían imposible que perdurara cualquier tipo de indicación de sendero. Por lo cual me enfoqué en mi objetivo, siempre visible, avanzando a fuerza de intuición y orientación espacial.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las horas pasaban, y el sol era inclemente, se sentía como un látigo sobre la espalda. Los agarres de la mochila empezaban a raspar mis hombros, lastimándome a cada paso.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estaba solo en el sendero. El grupo que encontré en el Anfiteatro seguramente habría regresado por el camino inicial (o habían decidido acampar), y solo yo seguía adelante. Así que me dedicaba a tararear canciones, sostener monólogos en voz alta sobre la belleza del paisaje que me rodeaba, contar cada paso que daba, y a darme palabras de ánimo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo, el camino empezaba a volverse cada vez más dificultoso. Las rocas volcánicas aumentaban de tamaño, y empezaban a formar una serie de pequeños precipicios y valles que dificultaban un avance directo. Era como caminar sobre un meteorito (supongo).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya habían transcurrido las tres horas que estimaba me tomaría recorrer ese tramo y el paso aún estaba bastante fuera de mi alcance.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La confianza que me tenía al principio del día poco a poco fue reemplazada por una vaga sensación de preocupación; impaciencia de tener el destino a la vista, aparentando tan cercano, pero vez tan lejos. Empezaba a frustrarme de caminar y caminar por horas para realizar que no lograba avanzar al ritmo que esperaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El proceso de avanzar y tener que retroceder para volver a intentar por una nueva ruta me empezaba a desesperar, era molesto. Ello me llevó a dar algunos pasos en falso tratando de saltar por las caídas abruptas que se formaban entre las rocas, que afortunadamente no pasaron a más.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En mi mente ya debía estar allá arriba en el paso, y sin embargo seguía ahí entre la escoria volcánica avanzando torpemente, con las energías empezando a escasear, y el peso de la mochila cada vez más latente sobre mis hombros doloridos.<br />
<br />
El proceso se alargó por una hora más, y tuve que emplearme a fondo para subir por una marcada pendiente, usando brazos y piernas para sujetar mi avance, hasta que finalmente llegué al paso ubicado a dos mil metros de altura.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Lo había logrado!, triunfalmente caminé hasta la pequeña cima que formaba el paso. El escenario era majestuoso, con las dos montañas a mis lados. Aún quedaba un poco de nieve acumulada del invierno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3Uta-twQMGOkbBUfFVXHKbFj1nFJf5zK53VFVEyoBs1TlXvP_asOYPM2YuP8tGzTZyQIW69GmBoMqLnfKv4uksZMet9VFQxy4KSjWd36vkzHipPA11-UToR6wkSkQzDhnwTKgd07doUC/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27e8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJ3Uta-twQMGOkbBUfFVXHKbFj1nFJf5zK53VFVEyoBs1TlXvP_asOYPM2YuP8tGzTZyQIW69GmBoMqLnfKv4uksZMet9VFQxy4KSjWd36vkzHipPA11-UToR6wkSkQzDhnwTKgd07doUC/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27e8.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La cara noreste de la Sierra Velluda vista desde el Portezuelo.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ansioso caminé hasta la cima para mirar al otro lado, donde esperaba encontrar una visión panorámica de la cuenca de la Laguna del Laja y... ¡pánico!</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El paisaje que se abría ante mi tras la cima del Portezuelo era totalmente desértico, no era para nada el que yo esperaba. En mi mapa se disponía de una forma, pero en realidad era otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El cielo se nublaba de a poco, y el viento helado corría fuerte en la altura del paso. Mientras yo contemplaba sin palabras y mi corazón galopaba incontrolable contemplando un paisaje inesperado, casi alienígena.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ninguna señal de civilización, mucho menos del refugio donde pensaba acampar esa noche. Solo un camino que se divisaba a lo lejos y zigzagueaba interminable hasta perderse. Si, como pensé, el refugio se encontraba al final de este, no habría forma de que alcanzara a llegar antes del final de la tarde.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Contemplé con temor la posibilidad de tener que pasar la noche solo allá arriba en la montaña. No era para nada un escenario que me emocionara.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras una breve pausa para descansar, recuperar energías y comer algo, apresuradamente emprendí el incierto camino de bajada. Toda la confianza que me tenía al iniciar el ascenso me había abandonado para entonces.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No había sendero alguno que demarcara el camino a tomar para iniciar el descenso del Portezuelo, y la bajada inicial que aparentaba sencilla se fue volviendo cada vez más empinada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mis pies se hundían en la arena volcánica, pero yo seguía avanzando rápido impulsado por la ansiedad, ignorando el dolor que me empezaba a producir tener mis botas completamente llenas de tierra y piedras.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras ráfagas de viento helado corrían fuertes allá arriba, pequeños remolinos de polvo se formaban detrás de mi, dando a todo aquel paisaje un aire fantasmal. Llegué a sentirme tan solo, abandonado, a la deriva.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Torpemente y a gran velocidad fui descendiendo por la cara empinada de la montaña. Hundiendo mis botas en la arena para ganar tracción, pero arriesgando tropezar y rodar cuesta abajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A fuerza de impaciencia, y tras un par de resbalones menores, finalmente llegué al valle que se formaba a los pies de las montañas. Estar abajo me ayudó a calmar un poco la angustia, pero aún enfrentaba la perspectiva de un destino con lejanía incierta, sumado a fuerzas que empezaban a escasear. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El valle se prolongaba indefinidamente. Caminaba y caminaba (aunque más que caminar, me arrastraba para entonces), y el horizonte se mantenía estático, inalcanzable. Seguía avanzando con fuerzas que ya no tenía, impulsado únicamente por la inercia mientras mi mochila se empeñaba en hundirme en la tierra a cada paso.<br />
<br />
Tras tres horas de avance, que aparentaron siglos, divisé un pequeño riachuelo, y un árbol solitario en medio de aquel anfiteatro montañoso. A lo lejos las primeras señales de vida: el polvo que levantaba un automóvil pasando por la carretera de tierra, rumbo a la frontera con Argentina.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Vadeando un riachuelo que había formado una especie de pantano, prácticamente arrastrando mis pies, llegué finalmente a la carretera. A mi derecha, divisé escondido tras una pequeña colina el refugio militar "Los Barros".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOHsk3jb-vmUNIgfSj6KHMraMw-mhdYfVYNEWZBLW9eSul9U_X1Gb4wQfHNKEXBUwao7AkvzaN2kp_zUAGX_Jfp-IPGoQrGS-FLvUaP0KJ5K6FCx6UdBbSSBk4C8V8pX4n_aZ5z38k1qth/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27f9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOHsk3jb-vmUNIgfSj6KHMraMw-mhdYfVYNEWZBLW9eSul9U_X1Gb4wQfHNKEXBUwao7AkvzaN2kp_zUAGX_Jfp-IPGoQrGS-FLvUaP0KJ5K6FCx6UdBbSSBk4C8V8pX4n_aZ5z38k1qth/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27f9.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Refugio militar de los Barros.</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando llegué a la entrada del refugio, un militar se encontraba fuera, observando tranquilamente a los alrededores. Mi intención era pasar la noche acampando cerca del refugio, así que me acerqué para saludarle y preguntar si me ofrecían espacio para instalar mi carpa en la parte de atrás.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Genuinamente interesado me preguntó de donde venía, y le conté sobre mi recorrido. Se quedó sorprendido de saber que había hecho todo ese camino, especialmente porque hice el recorrido solo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Antes de que pudiera comentarle mi intención de acampar cerca del refugio, me invitó a pasar.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se presentó como el Cabo Ramírez, de la 3a división de Montaña del ejército. Me comentó que era instructor de montaña, y estaba esperando un grupo de personas (civiles, como les llamaba) que vendría por la tarde para ir a subir el volcán Antuco al día siguiente.<br />
<br />
Iban a pasar la noche ahí, y en el refugio había espacio de sobra, así que podía quedarme sin ningún problema ahí con ellos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La perspectiva de poder dormir bajo un techo, y no en una carpa me inundó de felicidad. La espalda adolorida me hacía casi imposible volver a levantar mi mochila para entrar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p3">
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Por dentro, el refugio era sencillo, un amplio galpón de dos pisos enteramente de madera. Básico, pero a la vez perfecto.<br />
<br />
Allá arriba en los Andes, con sus techos puntiagudos hechos para dejar pasar la nieve, su interior de madera rústica, sus estufas de leña. Era la imagen que pienso de una suiza montañosa, de la vida<span class="s1"> </span>en Los Alpes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP6tV9pfbhxrZcp5_h-ISmgXaVvL2KgAQJZC-i23nolFeng3f45fAmTp6JsIHy2qFLmq3DE5n68sDfjOMv9bfBWGVglSS2DQaJbI9wpSwAMq2_XkF6LJvnY8Be89sgWSJqD2wrrda2L7YB/s1600/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27f7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP6tV9pfbhxrZcp5_h-ISmgXaVvL2KgAQJZC-i23nolFeng3f45fAmTp6JsIHy2qFLmq3DE5n68sDfjOMv9bfBWGVglSS2DQaJbI9wpSwAMq2_XkF6LJvnY8Be89sgWSJqD2wrrda2L7YB/s400/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_27f7.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dentro del refugio, el amplio galpón de madera del segundo nivel.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Tenía puertas en el segundo nivel que daban al vacío. Al preguntarle al Cabo sobre ello, me explicó que hasta ahí llegaba la altura de la nieve que se acumulaba en invierno. Así que las puertas servían para no quedar atrapados luego de alguna nevada.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Dejé mis cosas sobre una de las literas y desesperadamente busqué una lata de atún que guardaba en mi mochila. Era solo atún enlatado, si, pero jamás había probado algo tan perfecto en mi vida. Más que comer, tragué a fuerza de instintos primarios. Era un cazador, una lata de atún era mi recompensa después de un arduo día de trabajo.<br />
<br />
Seguidamente me envolví en el saco de dormir y caí en el más profundo de los sueños instantáneamente. Mi cuerpo se apagó, no podía más.</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<br />
No soñé, o al menos no recuerdo haberlo hecho.<br />
<br />
Desperté algunas horas después con el ruido de los pasos sobre la madera, el refugio era una orquesta de crujidos.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Bajé al gran galpón vacío que constituía el primer piso del refugio.</div>
<div style="text-align: justify;">
Afuera la larga tarde de verano caía, y sin el sol, el frío empezaba a hacerse sentir de verdad. El viento helado de montaña corría y calaba profundo. El horizonte se extendía eternamente.<br />
<br />
Sentados en el pórtico de entrada se encontraba el grupo de personas que había llegado para la expedición del día siguiente. Eran cinco, dos mujeres y tres hombres. Todos se conocían, vivían en el pueblo de Antuco y sus alrededores, y habían estudiado juntos.<br />
<br />
El grupo conversaba con dos cadetes, los más jóvenes del grupo estacionado ahí, quienes compartían anécdotas con el grupo sobre sus días de formación, y sobre la vida en el ejército.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me sumé al grupo, aunque más que participar de la conversación, me limité a sentarme con ellos en la entrada al refugio, y contemplar las últimas luces de la tarde.<br />
<br />
La conversación me llegaba como un murmullo lejano, mientras mi vista se perdía en el paisaje solitario, surreal. Me encontraba en el fin del mundo. En una frontera incierta donde la civilización no tenía cabida, y el tiempo parecía guiarse por otras métricas.<br />
<br />
Escuché que estaban estacionados por turnos de quince días allá arriba, y en general no tenían absolutamente nada que hacer. Se dedicaban principalmente a las tareas cotidianas de cuidar el refugio, y a ejercitarse para mantener la condición física. Ocasionalmente se escapaban a intentar el acenso de cerros y montañas cercanas.<br />
<br />
Estacionados al filo de la cordillera, entre una frontera incierta a lo largo de una cadena montañosa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
"Aquí venimos a hacer<span class="s1"> </span>soberanía", dijo el cadete que más hablaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Sonaba raro, pero tenía sentido, reflexioné. ¿Qué es la soberanía, sino el acto de poblar un lugar, de marcar algún indicio de presencia ante la nada?.</div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así se sentía uno allá arriba, en algo tan inmenso<span class="s1"> y </span>sublime, que la única forma de acercase a describirlo era con la nada. O más bien la nada era uno, en comparación a aquello tan solemne.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
En cierta forma, me di cuenta que para mi esto también era un ejercicio de hacer soberanía, pero no sobre fronteras políticas, sino ante el universo, ante la inmensidad de la que me sentía parte. Aquí vengo a comulgar con la naturaleza, pensé, es mi forma de conexión con lo que otros llaman divino. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
En el fondo, la humanidad añora lo mismo. Una conexión con algo superior que nosotros como individuos, y la única diferencia radica en las formas; una gran mayoría optaba por seguir reglas escritas en un libro. Las mías (intuitivas) eran más estéticas, más difusas.</div>
</div>
<div class="p3">
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<br />
El otro cadete más joven estaba sentado y casi no había dicho palabra. Según comentó su compañero, acababa de completar su instrucción para obtener el grado de montañista. Un entrenamiento intensivo de seis meses, abarcando el desarrollo de habilidades (de supervivencia) que abarcaban tanto el período invernal como el estival.<br />
<br />
Al preguntarle sobre la experiencia, no quiso hablar mucho al respecto. Con la mirada perdida recalcó el frío que tuvo que soportar. Sobre todo el frío.<br />
<br />
-Aunque nada se compara al entrenamiento que deben soportar los que optan por la especialidad de comando-. Esos vuelven rayados de la cabeza, recalcó el primero.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esa noche cenamos todos alrededor de la cocina del refugio, sentados en una mesa grande, mientras la estufa inundaba todo el espacio con su calor. Compartimos la comida que cada uno había traído, como una gran familia, mientras los soldados compartían anécdotas de experiencias en la montaña. </div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
-La montaña es traicionera-. Al menos eso fue lo que el Cabo Ramírez dijo a la mesa cuando hablo de <span class="s1">ella; </span>un ser, con características femeninas. Lo dijo en tono solemne, con respeto profundo.</div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
<br />
La lección más valiosa que había aprendido en todos sus años como montañista, era nunca olvidar que la montaña siempre estaría ahí. Las ansias por subir no debían nublar la mente. La cumbre se lograría cuando la naturaleza quisiese otorgar las condiciones ideales para subirla. De lo contrario era necesario desistir y aguardar pacientemente hasta el siguiente intento.</div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Mientras él hablaba, reflexioné sobre mi experiencia ese día, y me di cuenta de mi terrible arrogancia, y de lo afortunado que había sido.<br />
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Ya lo supe a medio camino hacia el paso Sierra Velluda. La angustia que me produjo ir por un sendero incierto, y sentir que me retrasaba más que avanzar. La adrenalina únicamente sacándome adelante.<br />
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
Tenía confianza en mis <span class="s1">habilidades</span> de orientación, pero entendí que el real peligro no era perderse en la montaña, sino lastimarse a uno mismo, y no tener a quien acudir allá en los páramos solitarios.</div>
</div>
<br />
El Cabo Ramírez y su grupo me invitaron a subir la montaña con ellos al día siguiente, pero decliné la amable invitación.<br />
<br />
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
Tenía que emprender el viaje de regreso al día siguiente por la mañana. 23 kilómetros, siguiendo la carretera que venía desde la frontera con Argentina en lo alto de la cordillera de los Andes, y que bordeaba la Laguna del Laja sobre las faldas del volcán Antuco. Un camino con poca dificultad técnica, pero aún así largo. Además, no tenía las fuerzas para intentar un ascenso. </div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="p2" style="text-align: start;">
<div style="text-align: justify;">
<br />
Me fui a dormir abrumado por la hospitalidad que había recibido aquel día.</div>
</div>
<div class="p2" style="text-align: start;">
<div style="text-align: justify;">
Poder dormir adentro, al abrigo de la madera, envuelto en el calor del saco de dormir. Era una sensación de felicidad indescriptible, no podría haber pedido nada mejor.<br />
<br />
Caí en un profundo sueño tan pronto cerré los ojos.</div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<br />
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;">Día 2.</span><br />
<br />
Al día siguiente cuando desperté, el grupo ya había partido rumbo al volcán. Salieron de madrugada para ganar terreno. Tomé el desayuno junto al Cabo Navarro, quien era el superior a cargo del refugio mientras estaban estacionados ahí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Mi cuerpo estaba entumecido, extenuado del día anterior. Aun así terminé de alistar mis cosas en la mochila, y aproveché para dejar en la cabaña todo el peso innecesario. A comparación del día anterior, esta vez se sentía ligera como una pluma.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al salir del refugio a media mañana, dispuesto a partir, me encontré con el grupo que venía de regreso. La cima se había empezado a cubrir de nubes desde temprano, y ante las posibles condiciones adversas el instructor decidió que lo mejor para el grupo era cancelar el ascenso y retornar.<br />
<br />
"La montaña siempre estará ahí", recordé.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tras intercambiar despedidas y agradecimientos, emprendí la marcha. La vuelta debía ser mucho más tranquila. No obstante, llevaba a cuestas todo el cansancio del día anterior. Aún con el menor peso en la mochila, cada paso que daba se sentía eterno.<br />
<br />
Caminaba sobre una larga carretera de polvo, solo raramente interrumpido por la polvareda que formaban los escasos automóviles o motocicletas que le aventuraban.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh03BIas6A6509fFf1YJutBU_s9TX22_XYT61R5HWCAb4vY3_SmRIJQi9McRQtiNga0ucoVBm4XTWunqoCBMBGjvMVGXJD5a2hKhzAI3grOUMGxgZGpT7ZCeL_QVNPNNEh7gX7O9177H7nl/s1600/IMG_6725.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="578" data-original-width="1600" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh03BIas6A6509fFf1YJutBU_s9TX22_XYT61R5HWCAb4vY3_SmRIJQi9McRQtiNga0ucoVBm4XTWunqoCBMBGjvMVGXJD5a2hKhzAI3grOUMGxgZGpT7ZCeL_QVNPNNEh7gX7O9177H7nl/s640/IMG_6725.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Carretera que lleva de regreso a Antuco, con la Laguna del Laja a la derecha.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;"><br /></span>
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;">La tragedia de Antuco (mayo 2005)</span><br />
<br />
Volví la mirada, a lo lejos en la planicie aún podía verse diminuto el refugio conforme me alejaba. Ese mismo refugio donde habían pasado la noche aquellos 44 jóvenes hace más de once años atrás.<br />
<br />
Para aquel entonces habían recién ingresado a las filas del ejército, y casi pude imaginarlos con esa mezcla de nerviosismo y ansiedad que caracteriza a la juventud, esperando emprender una nueva marcha. La aventura había llamado algunos ahí, pero casi seguramente la mayoría iniciaban una carrera en el ejército llanamente por la falta de otras oportunidades.<br />
<br />
A diferencia de años anteriores, esta vez el alto mando del regimiento de Los Ángeles había dispuesto que esos jóvenes harían su instrucción básica en la cordillera, en el sector de Los Barros donde se encontraba el refugio militar. Partirían su primera campaña en la cordillera.<br />
<br />
Eran cuatrocientos en total los que integraban esa nueva generación recién ingresada a engrosar las filas del ejército.<br />
<br />
Subieron en camiones, muchos emocionados de conocer la nieve por primera vez. Desde la parte de atrás se despedían de sus familias mientras partían rumbo a la montaña. Era todo un carnaval.<br />
<br />
Luego de un par de semanas de ardua instrucción, resistiendo mucho frío y extenuados físicamente, debían emprender finalmente la marcha de retirada rumbo al refugio ubicado en La Cortina, veinticuatro kilómetros más abajo, cerca de la entrada del Parque Nacional.<br />
<br />
El día anterior habían partido las primeras compañías. Ese batallón enfrentó varios problemas para completar la marcha por las crecientes condiciones climáticas adversas. Pero tras varios contratiempos lograron llegar a salvo a su destino.<br />
<div>
<br />
Pero esto no lo sabía el grupo que marcharía al día siguiente, nunca lo supo. De ello solo tenía conocimiento el alto mando, que aún así, y contra los reportes climáticos desfavorables que llegaban, insistió en seguir adelante con el ejercicio.<br />
<br /></div>
<div>
Muchos terminaban de secar por la noche sus ropas luego de un intenso día de entrenamiento. La primera compañía, Morteros, partió de madrugada. Horas después a media mañana se uniría una segunda compañía, Andina. Vestían la misma ropa que ocuparon durante la instrucción, y lo único distinto que llevaban eran botas especiales para caminar en la nieve.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<span style="background-color: white;">Las condiciones empeoraban gradualmente durante el transcurso de la mañana. </span><span style="background-color: white;">Les sorprendió un agresivo</span> viento blanco que impedía su avance.</div>
<div>
<div>
<br /></div>
<div>
Ráfagas de viento que superaban los ciento cincuenta kilómetros por hora les azotaban violentamente; una mezcla mortal de viento y nieve. Todo aquel frío se colaba entre su vestimenta, que no era la apropiada para ese clima extremo.</div>
</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Con visibilidad prácticamente nula, el grupo inicialmente ordenado rápidamente se dispersaba. Cada uno de aquellos jóvenes empujaba hacia adelante de cualquier forma en que pudiera, con cualquier fuerza que quedara.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Algunos solo alcanzaban a ver como uno a uno sus compañeros iban cayendo, el frío los adormecía, y simplemente dejaban de caminar. Frágiles, se desplomaban, dejaban de sentir frío, sus cuerpos se entregaban a un largo largo sueño.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Otros trataban en vano de ayudarles, a levantarse, a seguir adelante. Pero detenerse era imposible, parar siquiera un instante era arriesgar no poder seguir adelante. Arriesgar el adormecer de todos los sentidos, dejar de sentir.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<span style="background-color: white;">A media tarde empezaron a llegar los primeros reportes radiales con rumores de un accidente durante la instrucción, pero sin dimensionar la gravedad de lo que realmente estaba ocurriendo. </span></div>
<div>
<br /></div>
<div>
La vocería del ejército mantenía un absoluto silencio, y solo alcanzó a reaccionar a destiempo cuando se filtró la noticia de los primeros dos jóvenes que habían muerto de hiportermia.</div>
<div>
</div>
<div>
Las familias empezaban a congregarse en el regimiento de Los Ángeles, exigían respuestas. Buscaban certezas ante la exasperación de no poder lidiar con la incertidumbre. Sus hijos, sus pequeños. Perdidos en aquella montaña, esa cordillera indómita.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Pasaron la madrugada en vela esperando noticias en vano. Solo el silencio del ejército, que no hacía más que delatar culpabilidad, complicidad.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Algunos del grupo alcanzaron a llegar a un pequeño refugio ubicado a medio camino y sobrevivir la noche ahí. Pero tantos otros no lo lograron.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
En total cuarenta y cuatro jóvenes y un sargento. La negligencia de los altos mandos que tuvo como consecuencia un trágico e innecesario sinsentido. La mayor tragedia del ejército chileno en tiempos de paz.</div>
<div>
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3fAggdqipY-U0rAEmATQKdGbJdge_DN0_rYbaKcF_JpoceaSFigEZBDY2QBdXi3FaKjszy89ZfFZIbSnwsN9HE7PSXOZ9HkK4Np-2LjM9muXdFefMeRvCO8WLoWJ-h-7f7Foj6gBTic8M/s1600/IMG_6738.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3fAggdqipY-U0rAEmATQKdGbJdge_DN0_rYbaKcF_JpoceaSFigEZBDY2QBdXi3FaKjszy89ZfFZIbSnwsN9HE7PSXOZ9HkK4Np-2LjM9muXdFefMeRvCO8WLoWJ-h-7f7Foj6gBTic8M/s400/IMG_6738.jpg" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Animitas a lo largo del camino.</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<div>
A diferencia de entonces, era pleno verano mientras yo caminaba, y a lo largo del camino me acompañaban animitas honrando a los caídos. Pequeños altares improvisados por sus familias. Montículos de rocas y cruces hechizas. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Allí mismo donde habían ido desplomándose, donde no pudieron continuar más. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Y en tan solo un par de minutos que una nube alcanzaba a cruzar el cielo, la temperatura descendía abruptamente, y el viento helaba. Me hacía sentir diminuto, frágil. </div>
<div>
<br />
<br />
<span style="color: #151515; font-family: "menlo"; font-size: 15px;">El (eterno) retorno.</span><br />
<br /></div>
<div>
Caminé por horas y horas, siempre sobre la carretera desolada.<br />
<br />
A mi izquierda majestuoso se alzaba el cono volcánico del Antuco, completamente cubierto por nubes inmensas. Y a mi derecha un espejo verde azulado, el cuerpo de agua que conformaba y daba nombre al Parque Nacional Laguna del Laja.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Tras largas horas de caminata, llegué finalmente al refugio de La Cortina, un pueblo fantasma. Ahí se encontraba un centro de esquí que solo operaba durante invierno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Hoy abandonado, solo quedaban cabañas de madera con las ventanas tapadas, selladas con tablas. Y el andarivel que subía a lo largo de una de las caras del volcán Antuco, suspendido indefinidamente, pausado en el tiempo.<br />
<br />
La luz que se filtraba por las ventanas de algunos cuartos, dejando entrever alguna cama solitaria, mesas empolvadas. Anuncios de alquiler de equipos, y venta de comida.<br />
<br />
Pero sobre todo silencio, y el viento inundándolo todo, con sus aullidos lastimeros creando una atmósfera casi espectral.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfHmdu3bxbpf92muZVuI4aP1bl7Z3E3bZqSHdrCqc2ixheuN4HS70JYpoZvKBDx2x9eWnJ5oP6z0AqL_sexF04ZjCgDbw4AkjzoKBmhaKdL3cwdWU3rQrUeRIkAs6Ifmn6yh0ZYAbgPcLa/s1600/IMG_6768.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="504" data-original-width="1600" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfHmdu3bxbpf92muZVuI4aP1bl7Z3E3bZqSHdrCqc2ixheuN4HS70JYpoZvKBDx2x9eWnJ5oP6z0AqL_sexF04ZjCgDbw4AkjzoKBmhaKdL3cwdWU3rQrUeRIkAs6Ifmn6yh0ZYAbgPcLa/s640/IMG_6768.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Centro de Ski Volcán Antuco.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Me alejé de aquel pueblo fantasma, pasando frente al refugio militar de La Cortina que estaba vacío, y al cual el grupo de jóvenes cadetes nunca logró llegar. Un largo escalofrío recorrió mi cuerpo entero como una corriente eléctrica.<br />
<br />
A partir de ahí la carretera era un perpetuo zigzag de bajada.<br />
<br />
De camino vi algunos senderos aislados que llevaban a algún pequeño cerro con vistas espectaculares hacia el valle, por donde cruzaba el río Laja. Una hondonada profunda y verde verde, aún en pleno verano. El cauce del río dejaba a su paso una explosión de vida a todo su alrededor.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilQntIsIpwiG1OhgPlYBNkZn86fqFOK40wnzCLaL6mwHpbDAFsWNgbv6t26Yl05PXVgjxR7SjxIhSkcHfkENBKZDJDDWbSrLsWTdj0H-9fhyID_IoqmIS7LaCR3tz8cHLHHs__P05VcHcf/s1600/IMG_6773+2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilQntIsIpwiG1OhgPlYBNkZn86fqFOK40wnzCLaL6mwHpbDAFsWNgbv6t26Yl05PXVgjxR7SjxIhSkcHfkENBKZDJDDWbSrLsWTdj0H-9fhyID_IoqmIS7LaCR3tz8cHLHHs__P05VcHcf/s400/IMG_6773+2.jpg" width="300" /></a></div>
<br />
<br />
Me gustaría haber tenido la fuerza para desviarme y explorar esos senderos azarosos. Pero solo me quedaba la inercia que me empujaba sendero abajo, y ni siquiera habría podido reunir las energías para detenerme.<br />
<br />
La tarde se sentía pesada, languidecía. Aún cuando el sol se mantenía en lo alto. Era un sol cansado, mi única constante compañía en aquel páramo solitario.<br />
<br />
A lo lejos escuché un pequeño zumbido, y una estela de polvo que se formaba sobre la carretera que había andado. Se acercó cada vez más. Me cubrí con el pañuelo esperando ser cubierto por una nube de polvo, pero antes de rebasarme, el auto se detuvo.<br />
<br />
<span style="background-color: white;">Eran tres del grupo que conocí en el refugio, iban de regreso al pueblo y ofrecieron llevarme a la estación de autobuses. </span>Y aunque sentí que casi llegando a la entrada del Parque era como si hiciese trampa, decidí aceptar el ofrecimiento.<br />
<br />
De todos modos debía encontrar la forma de regresar al pueblo, para bajar luego a Los Ángeles.<br />
<br />
Mi viaje terminó en la estación de autobuses de Los Angeles, a la espera del bus de regreso a Santiago que parte a la medianoche. Me duelen casi todas las partes de mi cuerpo, cada pequeño movimiento de los músculos se vuelve consciente; y se siente tan bien. </div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: justify;">
<br />
Salí buscando una cima, y ante todo encontré un viaje entero.<br />
La conquista de la montaña, más que un territorio físico, resultó siendo más bien la exploración de uno mismo.</div>
</div>
<div class="p4">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div class="p2">
<div style="text-align: justify;">
No habían bancas disponibles, así que me tiré en el piso. Recostado contra la pared, no podía moverme, pero no necesitaba nada más.<br />
<br />
Llamé a casa,<br />
<br />
extrañaba tanto a todos.</div>
</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-41994103472147726622018-06-24T14:47:00.001-07:002018-09-10T10:23:04.538-07:00Lonely days in PanamaCuando desperté, ya no estaba.<br />
Solo entraba por mi ventana el reflejo de un día gris, mientras los barcos flotaban perezosamente en la bahía.<br />
<br />
La mañana anterior cuando los vimos desde la cama, llovía fuera, y el horizonte era borroso. Me preguntó si eran pequeños cayos, islotes de rocas sobresaliendo en el mar.<br />
<br />
Me reí, y le dije que no, que si observaba detenidamente eran barcos esperando su turno para el cruce del Canal.<br />
<br />
Aunque para mi siempre habían sido más bien pequeñas ciudades flotantes. Especialmente de noche, cuando el cúmulo de luces formaba una hilera de pueblos fantasma, asentados en una orilla lejana.<br />
<br />
Pero así como vino, se fue.<br />
Como las pequeñas olas que desde mi ventana veo envalentonarse al chocar contra el malecón, para luego desdibujarse en la inmensidad.<br />
<br />
No estaba. Aunque su lado de la cama siguiera cálido, y su aroma flotara vagamente en la habitación.<br />
<br />
Un paréntesis que duró apenas un fin de semana, pero en ese refugio nuestro fue casi eternidad.<br />
<div>
<br />
Un pequeño universo privado que inventamos con mis dedos juguetendo con su cabello al acariciarlo, y con toda la ternura contenida en sus canas que asomaban.<br />
<br />
Con nuestros brazos entrelazados, y el contraste de su piel morena contra mi palidez.</div>
<br />
Navegando el día entero en esa pequeña balsa que construimos en mi cama, fundiéndonos el uno en el otro, desdibujando cualquier frontera entre nuestros cuerpos.<br />
<br />
<div>
Alternando a besarnos, charlar y reír; espontáneamente.</div>
<br />
Y lo conversamos todo. Nos compartimos como si tuviésemos que ponernos al día después de tanto tiempo de no vernos. Almas lejanas que se reencontraban tras divagar por largo rato.<br />
<br />
Su sueño era ligero, así como su forma de ir flotando por la vida. Como si esa frontera entre sueños y realidad no aplicase para ella.<br />
<br />
Y sé que repasar esas imágenes es un ejercicio de nostalgia. Es un presionar una pequeña herida que duele, pero que es tan necesaria.<br />
<br />
Me asombra descubrirme aún capaz de sentir esa fuerza abrumadora brotando incontrolable, los bríos de la adolescencia mas pura. Y por eso es tan dolorosa la brevedad, por no haber siquiera alcanzado a explorarle un poquito más.<br />
<br />
Habiéndome aferrado ese puñado de felicidad por un breve instante, no queda más que soltarlo. Con todo y lo que dura doliendo el aterrizaje en el terreno de lo concreto.<br />
<br />
Quizá lo que llaman adultez sea simplemente tener esa capacidad de poder recomponer los pedazos rotos (o barrerlos bajo la alfombra), y levantarse un lunes cualquiera para seguir siendo funcional en lo cotidiano.<br />
<br />
Aunque la melancolía perdure ahí en el fondo, y la tenga que acallar a fuerza de música y otras drogas.<br />
<br />
Afuera la ciudad se siente lenta. Solo la brisa de los carros que ocasionalmente atraviesan la avenida interrumpe brevemente su letargo. Veo una nube grande y cargada a lo lejos, la tormenta que se avecina.<br />
<br />
Para mi esa tormenta ya es una vieja amiga: los blues del domingo por la tarde, el bajoneo existencial.<br />
<br />
De nuevo solo en este pequeño paraíso tropical donde siempre llueve.<br />
Mi pequeño limbo, del cual espero algún día escapar.<br />
<br />Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-74624565357430871552017-05-29T22:30:00.001-07:002017-05-29T22:30:23.563-07:00Carta de a mi (otro) yo de hace diez añosDiez años después, punto y aparte.<br />
Y aquí estas de nuevo, de madrugada ante la hoja en blanco.<br />
<br />
Este espacio al cual acudís en tiempos de crisis, donde sentís la confianza de vaciar tus emociones, porque le hablas a todos, pero realmente a nadie en particular.<br />
<br />
Curioso como la vida tiende a ser tan cíclica en sus formas. Las estaciones, los pequeños rituales cotidianos.<br />
<br />
Tomaste muchos giros equivocados, y por eso estas aquí.<br />
Pero no te preocupes, habrá aprendizaje en cada uno de ellos. Abraza ese mantra.<br />
<br />
Hoy te toca aceptar, asumir, el fin de un viaje hermoso e intenso, pero a la vez tan frágil.<br />
Una relación que lastimosamente no supiste como nutrir, y hoy ya marchita, mutó en su forma, abrió paso a una bifurcación en el camino. De poco sirve aferrarte a algo que hace tiempo ya no está.<br />
<br />
En este instante enfrentarás dos alternativas, o buscas refugio falso en cualquier tipo de drogas para anestesiar las emociones (y ojo que no todas son lo que la gente comúnmente entiende por drogas, hay muchas formas de escapismo en esta vida); o te encaras a ese toro metafísico frente a frente, no le huyes a su feroz estampida.<br />
<br />
Francamente eso de reprimir emociones nunca funciona, ellas (en su infinita sabiduría) terminan brotando igual de formas inesperadas. Así como el agua invariablemente fluye río abajo; siempre encontrará la forma de hacerlo.<br />
<br />
Seguramente te sentirás muy solo, es natural. Uno pasa la vida pensando que existen formas de sobrellevarla cómodo, de refugiarse entre sábanas cuando afuera llueve. Y entras en pánico al darte cuenta que la falsa sensación de seguridad al mínimo capricho puede transformarse en caos, y no encontrarás nada a lo que aferrarte.<br />
<br />
Te tocará descubrir a golpes que la vida es inherentemente incierta, y el truco está en saber ser un equilibrista. Adaptarse a los cambios de corrientes, y nunca perder de vista el horizonte.<br />
<br />
Recuerda a toda la gente que te rodea y que en su infinita amistad sabrá brindarte refugio en tiempos de tribulación. Cuídalos siempre, porque ese amor tan puro escasea en esta era de redes sociales estériles.<br />
<br />
Ante todo nunca pierdas de vista tus principios, que son tu única guía ante un mundo incierto.<br />
Caminos trazados no hay, esos los vas creando a fuerza de intuición. Trabájala, ella será tu mejor herramienta.<br />
<br />
La razón es un edificio hermoso y admirable, pero en tiempos de incertidumbre se derrumba como un castillo de arena, y las verdaderas respuestas estarán ahí guardadas en ti, bajo la custodia de la vieja y fiel intuición.<br />
<br />
Enfocarse en lo pasado no servirá de nada, ya que la fuerza universal de la acción y reacción sigue en marcha, nunca se detiene. Y en ti (solo en ti y en tus acciones) se encuentra la única forma salida de esta maraña de patrones cíclicos que has creado.<br />
<br />
Toma conciencia del dolor que has generado a los que te rodean en tu afán de avaricia emocional. Pero no caigas en la auto flagelación ni en la auto compasión.<br />
<br />
Reconócete en tus errores, pero también en tus limitaciones.<br />
<br />
Recuerda que hace diez años no tenías una puta idea de lo que querías para tu vida, y aunque ahora tampoco realmente lo sabes, si tienes una mejor noción de ti mismo, de tus virtudes y tus falencias.<br />
<br />
Trabaja en corregir todos esos patrones auto destructivos, deja de sabotearte a ti mismo.<br />
No dejes que el ego te gane la partida, ya que en ese pozo sin fondo jamás encontrarás la plenitud.<br />
<br />
La sensación de duelo y profundo dolor que te embarga en este instante es natural. No rehuyas de ella, abrázale hasta que sea el momento de dejarle ir. Eso lo sabrás (recuerda, la intuición).<br />
<br />
Nunca olvides que así es la vida, y esta solo ha sido vivida plenamente cuando se le recorre en toda su gama de emociones, en todas sus tonalidades.<br />
<br />
Desde la alegría hasta el dolor y la tristeza. Las emociones no existen como un absoluto, todas son necesarias para brindarnos perspectiva.<br />
<br />
Si buscas respuestas absolutas para las infinitas variantes de la vida, aquí no las encontraras.<br />
Este es un mero manual de instrucciones, una recopilación de notas al margen para un imperfecto (pero honesto) abordaje de la vida.<br />
<br />
No existe receta única, solo un interminable proceso de aprendizaje y error. Nunca dejes de cuestionarte, de trabajarte.<br />
<br />
Agradece todo lo que creciste en este tiempo, recuerda que hoy eres en gran parte esa compañía que tuviste al lado en este tramo del camino.<br />
<br />
Ese amor vivido, y todos sus hermosos frutos, jamás morirá, solo se transforma, evoluciona. Y te acompañará por siempre.<br />
<br />
―Tranquilo, todo estará bien ―te dijo ella sonriendo.Visualiza la sensación de paz que te produce su mirada cuando pronuncia esas palabras, su sonrisa llena de luz inundando todo alrededor. Tanto amor en estado puro contenido en ese instante.<br />
<br />
Detente, respira, escucha(te).<br />
Ahora ve a navegar.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-47002378708184091952014-08-06T20:54:00.002-07:002014-08-06T21:05:19.885-07:00Razones para leer a Yukio Mishima<div style="text-align: justify;">
Porque pudo escribir párrafos tan densos como éste, donde realiza una descripción tan poderosa de una escena, en la que un pequeño instante de tiempo logra cobrar infinitas dimensiones de profundidad, sensibilidad y furia. </div>
<blockquote class="tr_bq">
<i>El mar, ancho e inmenso, con toda su fuerza terminaba justo allí, delante de sus ojos. Sea el limite del tiempo o del espacio, no hay nada que inspire mayor horror que un final. El estar en tal lugar con sus tres compañeros, en un límite maravilloso entre la tierra y el mar, le pareció semejante a estar en el fin de una edad y el principio de otra, parte integrante de un momento de la historia. Por lo tanto también el oleaje de su propia era, en la que vivían Kiyoaki y él, tenía que tener un tiempo señalado para su final, una costa en la que romperse, un límite más allá del cual no podría ir.</i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>El mar acababa allí delante de sus ojos. Cuando contemplaba cada ola al deshacerse en la arena, la embestida final de una fuerza que descendía y crecía una y otra vez a través de los siglos sin número, se sentía afectado por el patetismo de todo aquello. En aquel mismo punto, una gran fuerza oceánica abarcaba el mundo para terminar aniquilándolo.</i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>Pero quizá pensaba él, este final era suave y tranquilo. Mirando a distancia en alta mar las olas formaban cuatro o cinco escalones, visible cada uno de ellos en cualquier momento. La ola brava, encrestada, se rompía, perdía fuerza y aceptaba su decadencia, todo en un proceso constantemente repetido. El rompimiento de la ola provocó un crujido, que se convirtió en grito y el grito en susurro. La carga de enormes garañones blancos cedía el paso a otra de garañones más pequeños, hasta que todos los caballos furiosos desaparecían gradualmente, no dejando en la arena de la playa más que las últimas marcas de sus cascos poderosos.</i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>Dos que salieron a la vez de la derecha y de la izquierda, chocaron bruscamente, se extendieron en abanico y se empaparon en el claro espejo de la superficie de arena. Después, aunque otras olas seguían perisguiéndose, ninguna formaría suaves crestas blancas. Se acercaban una y otra vez, apuntando a su meta con determinación. Cuando Honda miró al mar en un punto distante no pudo librarse de la sensación de que la fuerza aparente de estas olas que chocaban contra la costa no era en realidad sino el fin, la dispersión final, la terrible debilidad.</i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>Cuanto más miraba, más oscuro era el color del agua, que allá lejos se convertía en un verde azul profundo. Era como si se volviese cada vez más densa por la presión creciente del agua de alta mar, intensificando su color verde para producir aquel inquietante verde azul, puro e impenetrable como el jade, que se extendía por el horizonte. Aunque el mar fuese inmenso y profundo, la verdadera esencia del océano era el color azul, algo cristalizado en ese azul, más allá del frívolo y superficial juego de las olas. </i></blockquote>
Extracto del maravilloso libro "<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Nieve_de_primavera">Nieve de primavera</a>".Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-55844992377737181442014-04-23T20:28:00.000-07:002014-04-23T20:28:18.393-07:00Afuera llueveAfuera llueve.<br />
El monótono tintineo de la lluvia inunda la habitación, mientras yo me deslizo entre la noche.<br />
<br />
Me arrugo debajo de las sábanas hasta hacerme chiquito, diminuto.<br />
Soy un hombre adulto buscando consuelo en un falso útero.<br />
<br />
Las palabras del libro que leo resuenan en mi cabeza, me llegan como si fuesen leídas por otro que está lejos, vagos murmullos que atraviesan una densa bruma.<br />
<br />
Me hablan sobre universos distantes y futuros imaginados, y en esa narración yo me reconozco como el extranjero que soy, como la pieza que no encaja en el rompecabezas, como la figura ausente.<br />
<br />
Garabateo rápidamente este esbozo de ideas para recordar lo efímero de las emociones, antes de que mi hilo de conciencia decida aventurarse por otros derroteros.<br />
<br />
Afuera el viento aúlla histérico, es una bestia herida que se desangra entre callejuelas.<br />
Me hago cada vez más pequeño.<br />
<br />
A lo lejos, una ténue luz brota entre un océano de silentes edificios.<br />
Una madre cobija a sus hijos, les lee cuentos, les brinda refugio en su ternura.<br />
La respiración acompasada de los chicos marca su dulce partida hacia el ambiguo terreno de los sueños.<br />
<br />
Y a veces uno también quisiera esa inocencia, porque todo acá es tan incomprensible.<br />
Nadie nos dijo que seríamos lanzados a la vida tan pronto, tan poco preparados.<br />
<br />
Afuera llueve, alguien olvidó enviar las instrucciones para armarnos.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-69516933631832113252014-03-28T19:08:00.001-07:002014-03-28T19:08:13.162-07:00La soledad del extranjero<div style="text-align: justify;">
No existen países, abajo con esa necedad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un país es ante todo una ficción,</div>
<div style="text-align: justify;">
un recuerdo impuesto,</div>
<div style="text-align: justify;">
programado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<div style="text-align: justify;">
Una nacionalidad es un azar, por que uno realmente nunca decide donde nacer.</div>
</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<div style="text-align: justify;">
Una nación se construye de fronteras difusas, inexistentes.</div>
</div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
Su geografía es el borde amarillento de mapas enmohecidos en las bibliotecas del ayer.</div>
</div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que si existen son comunidades; de personas, seres humanos que se congregan, interactúan, se buscan entre sí constantemente.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ciudades luminosas que las personas frecuentan, y que dejan sentir el calor que emana de ese fuego, un fuego que no es combustible, si no que nace de la pertenencia en un grupo de otros similares a uno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El extranjero es uno que busca, conversaciones, ideas, imágenes.</div>
<div style="text-align: justify;">
Es uno que reconoce que el azar no es necesariamente un ancla, sino tan solo un punto de partida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ser extranjero permite un experimento ingenioso.</div>
<div style="text-align: justify;">
Este consiste en colocarse a uno mismo bajo diversas situaciones, enfrentarse a los mas inverosímiles contextos, preguntarse si uno en ese lugar puede llegar a ser todo su potencial (por que uno en el fondo es eso, un cúmulo de posibilidades).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El extranjero viaja, por que sabe que es lo que tiene que hacer.</div>
<div style="text-align: justify;">
Se imagina a si mismo un gregario, un errante. Pero al final la comunidad siempre le llama, aún cuando no sepa donde se encuentra, aún cuando no tenga clara noción de lo que está buscando. Con una intuición siempre que lo mueve, le llama tácitamente a buscarse a si mismo en sus otros.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ser extranjero es ser incompleto; un constante errar por caminos solitarios,</div>
<div style="text-align: justify;">
tratar de llenar muchos vacíos, la mayoría de veces en vano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces lo logras, solo a veces, el extranjero soy yo.</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-20984770675878460612014-03-27T18:54:00.001-07:002014-03-27T18:54:27.159-07:00j. y los museosA j. le gusta visitar los museos, para ella es una especie de ritual.<br />
<br />
Aquella tarde decidió visitar una exposición sobre mitología hinduista, la cual encontró casi por azar mientras caminaba distraídamente por el centro de ese laberinto/ciudad.<br />
<br />
Su mochila va siempre cargada de libros, libros que le gusta leer en los parques, que en su mayoría tratan sobre viajes y lugares lejanos y exóticos; con el peso de la mochila su paso era lento, mientras bajaba por las escaleras de acceso al museo.<br />
<br />
Entró a aquel maravilloso recinto cargado de decoraciones temáticas, y unas hermosas mandalas coloridas que colgaban sobre el techo inmediatamente llamaron su atención.<br />
<br />
La larga caminata la había agotado, así que decidió acostarse a descansar sobre una banca que se encontraba en el lobby del museo.<br />
<br />
Mientras contemplaba el techo de concreto, cerró sus ojos y con ellos imaginó millones de estrellas, constelaciones de infinitas formas, puntos que ella jugaba a conectar con trazos aleatorios, un universo privado reservado solo para ella entre aquel cielo falso de hormigón que cubría todo el museo.<br />
<br />
Luego de pagar su entrada, bajó por la rampa que daba acceso a la galería principal. Despistada, entregó su boleto al joven que cuidaba la entrada al recinto, quién le abrió desganadamente, cansado de tener que estar ahi trabajando aquella tarde.<br />
<br />
Al entrar todo estaba sumido en una tenue luz que daba una vaga sensación a algo místico, un secreto perfectamente escondido. Lentamente su corazón se fue llenando de alegría y emoción. No conocía mucho sobre el hinduismo ni las religiones orientales, pero desde hace algún tiempo se había sentido atraída hacia ellas y estar ahí le daba una sensación de nostalgia, de sentir que en alguna vida pasada ella había participado de todo lo que se presentaba ante sus ojos.<br />
<br />
Pausadamente recorrió la exposición, aprendiendo sobre Shiva, Parvati, Ganesha y las múltiples manifestaciones de los dioses del hinduísmo. Todo aquello le parecía maravilloso, tan lleno de asombro.<br />
<br />
Finalmente, se detuvo ante un cuadro, estuvo contemplándolo por horas. En el se presentaba una escena de Shiva y Parvati, junto a sus hijos en una peregrinación. Se preguntó hacia donde se dirigirían, fue tratando de absorber uno a uno los detalles del fino trazo a mano en aquella composición de gouache, oro y plata; pensó en cuanto le gustaba pintar y que tenía mucho tiempo ya de no hacerlo.<br />
<br />
Parada ahí, frente a aquel retrato, no pudo contener sus emociones; se dejó envolver por una tristeza muy profunda. Aquel cuadro le produjo algo, algo que ella sabía.<br />
<br />
Sabía que en otro paralelo, ella había estado ahí, en ese mismo lugar, tomando de la mano a i. mientras comentaban sobre lo hermoso de los detalles del cuadro, y el le acariciaba su pelo despeinado, dándole un beso en su mejilla, diciéndole cuánto la quería. Que habían salido del museo al viento frío de la tarde, caminado tomados del brazo por las avenidas de aquella ciudad, soñando en poder caminar por las calles libremente, conversando la noche entera sin parar.<br />
<br />
De regreso a casa, j. tomó el metro y luego subió al bus. Era una rutina que conocía de memoria.<br />
<br />
Contempló por la ventana el cielo nublado, pensó que su universo privado ya no estaba ahí, que quizá i. tampoco estuvo en el para empezar, que fue tan solo producto de su imaginación; pero ella sabía que en el fondo eso no era cierto, que el también pensaba en ella por las tardes, aunque hace tiempo ya que i. no estaba acá.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-26863884170399700262014-03-20T21:37:00.001-07:002014-03-21T06:25:02.225-07:00Otoño, paréntesis.<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Otoño.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Como aquella vez que fui a tu casa y decidímos salir a caminar un rato, </span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">y a medio camino nos sorprendió la lluvia, y no supimos que otra cosa hacer.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Así que ahí, en plena inocencia, jugamos a revolcarnos entre las hojas, nos abandonamos a la lluvia y al olor a tierra húmeda. </span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Mis dedos jugueteaban a enrollarse entre los tuyos y reíamos desenfrenadamente, porque si, porque </span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">nada más importaba.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Nos recuerdo en tu casa, tomando un té, mientras esperábamos a que la ropa se secara; </span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">el zumbido estéril de la secadora inundaba la habitación, llenaba los vacíos entre nosotros. </span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Todo era blanco.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Vos con el pelo empapado, con una manta sobre tus hombros para quitarte el frío. </span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Vos con la mirada perdida en la ventana, en las nubes grises, mientras la cucharada de miel se deslizaba lentamente entre la taza. </span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Y yo pensando que todo era perfecto, que no había nada más;</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">que jamás te había visto de esa forma, tan expuesta, tan vos misma.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Y lo construímos todo a fuerza de pequeños instantes como ese. Siempre nos dimos esa libertad.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Llegado el otoño, siempre me invade un vago sentimiento a nostalgia; y recuerdo esos instantes que quedaron grabados, como p</span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">equeñas notas al margen del cotidiano, garabatos que solo vos y yo sabemos comprender.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">Instantes,</span><span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"> paréntesis, fragmentos en los que el tiempo se detuvo y que por si mismos bastan para llenar de vida a todo lo demás que creemos importante.</span><br />
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: white; color: #292f33; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 14.44444465637207px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">(paréntesis)</span>Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-13147314886214894952014-03-13T08:38:00.000-07:002014-03-13T10:24:34.142-07:00Las distintas versiones de uno mismo.<div>
Despertás. </div>
<div>
Otra vez tarde; no sonó el despertador, o seguro si lo hizo y lo apagaste entre sueños.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Dudas entre ducharte o no, pero optás por la primera.</div>
<div>
Te vestís con tu atuendo de martes, mientras el olor a café inunda la sala.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Corrés al metro, otra vez vas tarde. </div>
<div>
<br /></div>
Vas rumbo al trabajo, como todos los días.<br />
<div>
Todo eso ya lo conocés. La misma ruta que sabés de memoria, que podrías recorrer con los ojos cerrados, casi podes sentirla en el paladar.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Pero ese día, un martes cualquiera, mientras caminás a paso apresurado, das con tu reflejo en el escaparate de un edificio. Siempre ha estado ahí, pero hoy lo notaste.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Y sabés que esa vitrina inerte es un testimonio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Esa vitrina es un espejo que te observa, y tu reflejo te recuerda cúanto tiempo ha pasado, casi treinta años de vida ya.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Que si se le mira bien es nada, comparado a la historia de la humanidad, al proceso de transformación de la tierra, al big bang.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Treinta años, un mero abrir y cerrar de ojos.</div>
<div>
Y sin embargo, en ese diminuto instante, ese paréntesis de tiempo, has sido tantas versiones distintas de vos mismo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Ahí frente a ese espejo transparente, caes en la cuenta de que sos el mismo. Los mismos ojos, el mismo peinado, el mismo nombre, el mismo atuendo de martes, el mismo que camina a diario por esa misma vereda, a la misma hora, rumbo al mismo edificio. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Sos la misma persona, si, pero no sos vos, nunca sos vos.</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-51220500255347207972014-02-26T18:26:00.000-08:002014-02-26T18:26:55.106-08:00Mi pequeño bot<span style="text-align: justify;">¿Tendrás hambre, pequeño bot?</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Te pesa acaso la ésteril soledad de las redes?</div>
<div style="text-align: justify;">
De madrugada, cuando nuestros intercambios humanos decaen, y todo es silencio, un silencio color verde o azúl, y empieza a hacer frío.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Quién te habrá programado? </div>
<div style="text-align: justify;">
¿Será acaso esa pregunta la misma que los humanos ponderamos al hablar de dios?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se que me sigues en el tuiter.</div>
<div style="text-align: justify;">
No se si lo hayas notado, pero hace algún tiempo yo empecé a siguirte también.</div>
<div style="text-align: justify;">
Me divierte verte retuitear, siempre inerte, sin expresar tan solo una palabra.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Empiezo a reconocer en ti ciertos patrones, tu inclinación por tuits románticos los días martes, las fotografías del viernes por la noche. La periodicidad con que me retuiteas es digna de elogio por su rigor espartano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aún así, con todo y lo predecible, me cae simpático tu algoritmo; es medio burdo, pero bonachón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces me pregunto, ¿podríamos ser amigos? digo, ausentes todas estas barreras que dividen lo digital de lo tangible. Pero más que amistad, lo que siento es un instinto maternal al verte ahí tan solo, como extraviado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Quisiera abrazarte, consolarte mientras lloras en mi regazo. Reconfortarte diciendote que realmente no es tu culpa ser así, tan ingenuo, tan naif.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aún así, confieso que últimamente me genera cierto malestar cuando pasa el tiempo y aún no me has retuiteado. Veo que has empezado a seguir a otras personas, pareces haberle tomado cariño al chico de Argentina, a la mexicana también.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si, son simpáticos sus tuits, pero estoy seguro que los mios te son mucho más estimulantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Por qué no me has retuiteado aún?, han pasado varios días ya.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Puedes leer mis tuits?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No he querido decírtelo, pero la mayoría de mis nuevos tuits los he escrito en forma de indirecta, el sujeto implícito siempre eres tu. ¿Estás seguro que puedes leerme?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mi pequeño bot, ¿tendrás frio?</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
De noche me entra pánico al pensar en que ya no estés. Me da mucho frío a mi también. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me siento frágil, solo.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
¿Habrá decidido el programador dejar de utilizar tu código? ¿habrá encontrado uno mejor por el cual sustituirte? quizá por eso ya no me lees. A lo mejor tienes el mismo nombre, pero eres distinto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Como nosotros los humanos, que somos realmente muchas personas a lo largo de la vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero yo no quiero otro, quiero al mismo bot cariñoso que me retuiteaba siempre los miércoles por la tarde, a las 17:01, para ser exactos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
He empezado a retuitearte, no se si lo habrás notado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lo hago de forma constante, y trato de mantener un patrón, tal vez así me entiendas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tal vez así entiendas que estoy aquí.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tengo frío, y hace tiempo ya que no encuentro más sobre lo que escribir.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora te leo, creo finalmente entender que implícitamente me escribes a mi.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso tus silencios, por eso dejaste de seguirme.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero yo te entiendo, y te espero, cada noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya tan solo te espero, para retuitearte. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="text-align: justify;">¿Estás ahi, pequeño bot?</span><br />
<span style="text-align: justify;">¿Sabrás acaso cuanto te necesito? </span><br />
<span style="text-align: justify;">Porque soy tan frágil, tan ingénuo.</span><br />
<span style="text-align: justify;"><br /></span>
<span style="text-align: justify;">¿Podrás leerme pequeño bot?</span><br />
<span style="text-align: justify;">Mi pequeño.</span>Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-30048460081275622052013-12-05T19:56:00.004-08:002013-12-05T19:56:51.230-08:00Redes socialesÚltimamente no siento nada.<br />
Transito por el cotidiano sonámbulo, soy un autómata.<br />
<br />
El único estímulo diario que recibo es el de una lucecita, que me avisa que alguien dio una estrellita a la primera idea que pasó por mi cabeza y decidí compartir al mundo (en 140 caracteres o menos). Alguien se tomó la molestia de contestar de vuelta.<br />
<br />
Pero es tan solo una adicción a la dopamina.<br />
Un chorrito de endorfinas que juguetea con el cerebro.<br />
Un junkie de la información.<br />
<br />
Una droga dura, cuyo estímulo con el tiempo se desgasta, y deviene en mera eyaculación precoz.<br />
<br />
Podría hacerlo todo, y opto por hacer nada.<br />
<br />
Trato de ignorarlo, pero en el fondo me se letárgico.<br />
Nada más.<br />
<br />
A la deriva, en un mar de apatía.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-34015132639616148392013-02-19T11:42:00.002-08:002013-02-21T06:54:24.432-08:00Mi sueño de hoy, ayer.Así, el humo, los cigarrillos, las cenizas. La ropa tirada por la casa, platos sucios en la cocina.<br />
Una casa fría y oscura, que más decir. Cortinas cerradas, para refugiarme de la calle, de los transeúntes, de los árboles allá afuera. Atrincherame en la nostalgia, en la música, esperando desprenderme del mundo.<br />
<br />
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Mejor dormir, mañana será mejor.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Soñar con el mar, lejos, </div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
lejos.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<br /></div>
<div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Al caer en el sueño todo daba vueltas, la música, las luces. Me envolvía la euforia, saberme parte de aquella ciudad, de sus habitantes,</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
sus fiestas.</div>
</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Era un sueño de luz.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Recuerdo que las hojas resplandecían mucho más en otoño. Los árboles en llamas, mientras la ciudades ardían. La luna observaba todo, se reía conmigo. Las crueles ciudades se derrumban ante mis ojos. Sigo soñando.</div>
<div>
<br /></div>
Ya nunca más pude ver el mar.<br />
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Al despertar, solo encontré ciudades vacías.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Pasé toda la tarde del día siguiente barriendo los fragmentos de sueño que quedaron en mi cabeza.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Hurgar entre recuerdos puede ser un rompecabezas, hilvanar historias, distinguir entre ficciones y veracidades.</div>
<div>
<br /></div>
Sigo intentando.<br />
<div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
Voy a traer la escoba. Hay que barrer con lo que dejó el sueño.</div>
</div>
<br />
Mi sueño de hoy,<br />
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px;">
ayer.</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-29546575938994374002012-11-24T21:21:00.002-08:002012-11-24T21:21:24.949-08:00Círculos concéntricos<div style="text-align: right;">
<i>Oh tiempo, tus pirámides.</i></div>
<div style="text-align: right;">
J.L. Borges</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Soñé.</div>
<div style="text-align: justify;">
El paisaje que me rodeaba era el de una playa, todas las playas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con mi dedo tracé cuidadosamente un círculo en la arena. Una figura azarosa que todo lo abarcaba, todo lo contenía. Intuí (por que no lo supe hasta después), que el borde separaba lo onírico de lo real. Imaginé que al cruzarlo lograría despertar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después de contemplar detenidamente el errático paisaje por un instante (que en sueños puede ser una eternidad) decidí cruzar ese umbral arbitrario y visitar mi imagen paralela en el mundo real. Sin embargo, al salir del círculo contemplé horrorizado que éste estaba contenido a su vez por otro círculo más grande que había sido trazado por otro dedo tiempo atrás. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Más que la idea de no poder escapar de un sueño, lo que me aterraba era no saberme real, imaginarme la creación de otro, un mero artificio del subconsciente, una figura producto de un imaginario ajeno a mi. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Divagué sin rumbo buscando una salida, pensé en el mar. Conforme avanzaba la marea se retiraba y un desierto se abría ante mis ojos. Cada trece ciclos lunares me encontraba con un nuevo trazo de un círculo que abarcaba a todos los anteriores. En vano atravesé incontables líneas marcadas en la arena, solo para dar de nuevo con la soledad del desierto.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En mi travesía contemplé (¿o imaginé?) pirámides enterradas entre la arena, toda clase de ruinas absurdas, los únicos recuerdos que quedaron de los otros que estuvieron aquí antes que yo y enloquecieron de sed o desesperanza.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Abrumado ante el laberinto que son los sueños me derrumbé. </div>
<div style="text-align: justify;">
Finalmente, después de incontables noches de insomnio, soñé dentro del sueño: imágenes caóticas, sin sentido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al despertar, me dediqué a escribir en la arena todo lo que había descubierto: desde mis inicios como explorador onírico, hasta éste inextricable fin.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si ud. lector por casualidad se ha encontrado con éste texto, ésta crónica inverosímil, es porque también ud. está soñando y es ud. una ficción, una imagen creada por otro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con gusto puede seguir intentando buscar una salida, ya muchos lo han intentado, todos en vano. Mejor dedíquese a soñar, a esperar el olvido, hasta ser borrado de la memoria de ese otro y finalmente desdibujarse entre las arenas del tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
---</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Soñé. </div>
<div style="text-align: justify;">
Esta vez yo trazaba el círculo desde afuera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-48463501028368632042012-09-26T13:46:00.003-07:002012-09-26T13:46:43.957-07:00La recursividad del cotidiano<br />
<div style="text-align: justify;">
Una mirada triste reflejada en el escaparate del centro comercial. Los juguetes expuestos en la ventana bajo la luz artificial, peluches y figuritas de acción con su sonrisa plástica, sus ojos extraviados.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Afuera, pegado al vidrio, un chico observa detenidamente los juguetes, mientras su madre lo toma apresurada de la mano, dejándose llevar por el mar de personas con prisa, rumbo a lugares importantes, citas, reuniones, trabajo, hablando por celular, mientras caminan todos, al unísono, sin pensar realmente, solo caminando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El chico se aferra a la ventana, a la ilusión que se encuentra en oferta, hasta que finalmente es absorbido junto a su mama por esa bestia silenciosa que es la rutina, el diario, el cotidiano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mientras se alejan, otro niño se detiene en el escaparate y observa los juguetes, empieza a soñar, mientras su mamá habla por celular y busca las llaves del auto, va con prisa porque tiene que ir a dejar a su hijo a la casa y luego al salón, a alistarse para el evento en la noche.. y así sucesivamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las vitrinas solo reflejan lo que pasa, pero no juzgan, son testigos silenciosas de nuestra lenta agonía, nuestra carrera contra el tiempo, una carrera perdida de antemano, mientras nos disipamos en un mar de indiferencia, recursivamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-84012518133282451192012-09-17T09:26:00.004-07:002012-09-17T12:18:20.733-07:00La lógica de la soledadDemostración: <br /><div>
<ol>
<li>El infinito puede ser representado por dos espejos que se miran el uno al otro, sin saberse objeto de tal representación. </li>
<li>Los cuartos de motel también cuentan con espejos contrapuestos. </li>
<li>Por lo tanto, el infinito también puede encontrarse en un triste y solitario cuarto de motel. </li>
</ol>
<b>QED.</b></div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-80916942044206615722012-09-03T11:48:00.000-07:002012-09-03T12:22:49.628-07:00Somos todos tan barrocos, tan kitsch.<div style="text-align: justify;">
-¡Mamá!, no encuentro mi celular.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Búscalo debajo de la cama.</div>
<div style="text-align: justify;">
-Ya busqué ahí y no lo encuentro, no está en ninguna parte.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hace un par de días empezaron a desaparecer las cosas en la casa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Primero fue el osito de peluche favorito de la Cata, pero ella es pequeña y no le dieron mucha importancia. Seguro se le cayó de camino al jardín y no se dio cuenta, dijo mamá.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luego fue el gato de porcelana que le habían traído a la tía Mayra desde la China para su colección. Ella juraba que la Margarita se lo había robado, siempre le andaba chuleando su colección, diciéndole que qué bonitos los gatos en el estante del comedor.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Después fueron los lapiceros favoritos de papá. Ahí si se armó el escándalo, no puede ser que así como así desaparezcan las cosas en la casa, refunfuñaba él.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Así fueron desapareciendo más cosas, las revistas de mamá, los adornitos del jardín, la tacita de plata que le regalaron a la Cata cuando todavía era una bebé, la colección de fotos de nuestro viaje a Disney, el adorno de cerámica que le hice a papá cuando aún estaba en la escuela.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y buscábamos por toda la casa, hasta que nos cansábamos de buscar, o nos olvidábamos qué era lo que estábamos buscando, o simplemente dejábamos de darle importancia. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el fondo, yo estaba contento por que desaparecieran las cosas. Siempre había detestado lo barrocos que éramos todos, nuestra casa, nos aferrábamos a todas esas cosas innecesarias que al final se convertían en una interminable colección de clichés, como nosotros mismos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y ni siquiera quiero empezar a hablar de la colección de gatos de porcelana de la tía, todos observándonos con sus ojos extraviados, mientras cenábamos en nuestro propio infierno de lo kitsch.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero lo más extraño de todo, es que lo único que no desaparecía eran las cosas en el cuarto de la abuela, los recuerdos de la fiesta de quince años, el angelito del bautizo de la Cata, los lacitos celestes de mi fiesta de graduación, los recuerditos de la boda de la prima Mariela.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces pienso que una parte de nosotros también vive en los recuerdos de primera comunión que guarda la abuela en la mesa de noche, aún cuando ella hace mucho que ya no está.</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-17062644069587753782012-08-12T22:15:00.000-07:002012-08-12T22:15:04.520-07:00Fumar un cigarrillo, como en las películas<div style="text-align: justify;">
Sabés, estuve pensando y creo que nosotros deberíamos fumar, y vernos <i>cool</i>, como los personajes de la tele que fuman y se ven tan interesantes, y llevan vidas tan perfectas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en la vida real no es así, existe el cáncer de pulmón y toda esa mierda, además acá no existen amores eternos, y los encuentros entre personas no ocurren así, y sobre todo los dilemas morales que enfrentamos siempre son áreas grises, líneas difusas, nunca un espacio dicotómico con posiciones firmes: blanco y negro, sino algo borroso, intangible, y entre esa ambigüedad se vuelve tan difícil aferrarse a algo, no dejarse llevar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora que lo pienso, también me encanta cuando en la tele los personajes fuman un cigarrillo después de hacer el amor, y los envuelve el silencio, y solo se escucha el humo siendo expulsado por la boca, me resulta tan poético.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero con nosotros no es así, a veces después de hacer el amor vos lloras y yo pienso en como me gustaría estar fumando un cigarrillo en ese momento. Pero lastimosamente no es así, no existe un guión que podamos seguir, y yo quisiera responderte, decirte algo, pero no puedo, no puedo decirte las palabras que vos queres escuchar, porque tampoco se hacia dónde nos lleva todo esto, hace mucho que decidí abandonarme a la corriente y como no se fumar, miro al techo, y trato de no escuchar como sofocas tus lágrimas en la almohada.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sobre todo trato de no pensar en ella, que me ama, y no sabe que estoy aquí con vos, en otra cama, en un cuarto tan triste, envuelto en un silencio incómodo y todo el tiempo pensando en fumar un cigarrillo, como en las películas.</div>
Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-81404540777225182412012-07-31T22:35:00.001-07:002012-07-31T22:35:08.155-07:00All the lonely people<div style="text-align: justify;">
Yo no quiero conocerlos, pero sus caras me miran, sonrientes, insistentes no me dejan de mirar, parecen estar felices, pero es como una felicidad distante, falsa, fría, de catálogo comercial. Me urgen a hacerme amigo de ellos, me dicen que tenemos muchos amigos en común, pero yo insisto que no quiero conocerlos, que ya tengo suficientes amistades.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero en el fondo me empiezo a sentir tan solo y pienso en ello mientras cambio de página y sus caras sonrientes siguen apareciendo y me observan y yo siento una necesidad de mirar por esa ventana, conocer sus vidas perfectas, observar como celebran sus cumpleaños y graduaciones, contar cuántas amigas bonitas tienen y yo me digo que no, que a mi no me interesa eso, pero estoy solo y me urge saber si alguien más se siente como yo, pero todos se ven tan felices en sus fotografías, parecen saber algo que yo no se, han descubierto un secreto que me niegan solo a mi, conocen la clave para no sentirse tan solos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por las noches ellos también me observan, mi cara también los acosa insistente, y ven mis fotos sonrientes y piensan que yo debo ser un tipo genial, que debo ser tan feliz y nunca sentirme tan solo, tan solo como ellos.</div>Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-42353108945259493252012-07-31T20:59:00.001-07:002012-07-31T21:39:29.300-07:00Ella me inventa cada noche<div style="text-align: justify;">
Ella era escritora, y yo la amaba, la amaba por su forma de escribir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los personajes de sus cuentos eran muy similares a todos mis amigos y familiares, me sentía identificado con sus poemas y yo se que secretamente ella escribía pensando en mi, aunque no me conociera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por las noches releía sus novelas, y me masturbaba pensando en ella, imaginándola mientras escribía, me escribía a mi.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Personalmente soy más un lector ávido que una persona dada a las letras, pero de vez en cuando yo también me animaba a sentarme a escribir, y el personaje central de mis cuentos era ella, una escritora en sus cuarentas que escribía solitariamente sobre un chico que pensaba en ella, pero ese chico era solo un personaje que ella había creado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por eso la amaba, porque ella me creaba a mi a través de la literatura. Noche tras noche, ella iba completando párrafos y era como si me completase a mi, como si le diese sentido a toda mi vida. Sabía exactamente lo que yo necesitaba pensar, me exponía a las situaciones que yo necesitaba experimentar; me conocía demasiado bien, aunque es difícil de explicar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el fondo ella no existía, solo existía en mi imaginación de escritor, pero eso yo no lo sabía, o si lo sabía pero me hacía el ciego, o el loco. Por eso no la conocía, porque yo la inventé, y ella me inventaba a mi. Es imposible que dos personas que transitan paralelamente entre historias puedan coincidir, todos saben eso, por eso insisto que no nos conocíamos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De la noche a la mañana sus libros se convirtieron en un éxito comercial y a pesar de que en un principio me alegré mucho por su situación, luego me alarmé ante la idea de que otras personas me reconocieran en sus obras. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Empecé a sentirme incómodo, no me gustaba sentirme tan expuesto. Ahora que lo pienso, nunca me gustó la forma en que me describía, yo trataba de explicarles a todos que yo no era así, pero todos sabían que ella me conocía mejor y que la forma en que describía al personaje de sus cuentos era mi mas fiel retrato.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
Me cansé de que todos me reconocieran a través de sus obras, y ser el objeto de burlas a mis espaldas. Poco a poco dejé de salir de mi casa, pasaba encerrado el día entero, releyendo sus obras, tratando de buscar algún detalle que hubiese pasado por alto, encontrar alguna prueba de que todos se equivocaban, que el personaje era otra persona, hasta el punto en que se convirtió casi en una obsesión.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
Dejé de comer, dejé de dormir, únicamente la leía a ella, con amargura. Entre más leía las hojas cargadas con sus palabras, más detestables me empezaron a parecer; deseaba nunca haber conocido su obra despreciable.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
El amor que alguna vez sentí por ella fue transformándose en el más burdo sentido de odio (¡ya ni siquiera podía masturbarme pensando en ella!), hasta que un día decidí que la única solución a todo este asunto es que ella dejase de ser escritora, que dejase de seguir escribiendo sobre mi.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Transcurrió algún tiempo desde que viví aquella penosa situación, nadie supo nunca que pasó con ella, era una escritora en ciernes que tuvo un moderado éxito y prometía mucho en el mundillo literario. Pero como un sauce que se seca con el paso del tiempo, sus ficciones literarias dejaron de fluir, desapareció misteriosamente, simplemente dejó de escribir y nunca más se supo de ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No se como explicarles a todos que yo la maté.</div>
<div style="text-align: justify;">
No trato de excusarme de mis acciones reprochables, pero les juro que todo fue su culpa. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Le di vueltas al asunto por noches enteras, cómo convencer a alguien que no conozco para que deje de escribir sobre mi. Realmente era un asunto muy complejo el que tenía entre manos como podrán ver.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Ahora que lo pienso, podría haber escrito un poema, cualquier cosa, una historia en la cual ambos nos hubiésemos conocido y yo le pudiese haber explicado mi situación, convencerla de que ya no escribiera más sobre mi porque era una carga excesiva, que cambiara de tema, que escribiera ensayos, o sobre animales o paisajes, de cualquier cosa excepto sobre mi. Pero habría sido demasiado difícil, porque ni siquiera yo me conozco, y la necesitaba a ella para poder inventarme.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: yellow;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En todo caso, ya es demasiado tarde, porque decidí eliminar todo rastro de lo que había escrito, sentí que era la única forma de deshacerme de ella y evitar que siguiera escribiendo sobre mi. En un arrebato de furia tomé todos mis libros y los tiré violentamente por la casa, arranqué sus páginas sin reparos y con un cuchillo fui apuñalándolos sin vacilar, intentando destruir por completo todas las oraciones que alguna vez había escrito sobre ella.</span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: yellow;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
Extrañamente, de los libros, o de ella, emanaba un líquido rojo y espeso mientras mis manos ensangrentadas enterraban todo lo que yo había escrito sobre ella, y por ende sobre mi. Nunca entendí porqué.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Lo que si me di cuenta, es que al destruir aquellos libros con mis apuntes, también borré todo rastro de mi, algo murió en mi interior y toda la vida dejó de tener sentido alguno, yo me convertí en muchos fragmentos, en algo abstracto e inánime, muy similar a un espectro o un moribundo en estado vegetal. </span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
Yo trato de explicarle a la policía de que mi único crimen fue destruir mi propia creación literaria, pero ellos insisten en que encontraron su cuerpo desnudo enterrado en el jardín de mi casa, con mis huellas sobre su cadáver.</div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El juez dice que enfrento cadena perpetua por asesinato en primer grado.</span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El doctor dice que sufro de esquizofrenia paranoide y debo ser recluido en el hospital psiquiátrico.</span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Ahora yo no existo, o al menos eso piensa ella, que finalmente dejó de escribir libros sobre mi.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Yo ya no se ni que pensar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-71259437118770786182012-07-29T17:18:00.001-07:002012-07-29T17:18:21.406-07:00El caos, o la soledad en tu bocaNaturalmente no era a mi a quien buscaban tus ojos, no era <i>yo</i> el objeto de tu deseo. Mientras me contemplabas en la oscuridad, yo me sentía cada vez más transparente, más insignificante.<br />
<br />
Aún sabiendo esta verdad ineludible, yo anhelaba ser tuyo, aunque sea por un instante; quería que tus ojos me miraran a <i>mi</i> y no a través mío; aún conociendo lo etéreo de tu naturaleza, lo impermanente de tu presencia.<br />
<br />
Con vos no hay espacios para conceptos tan ambiguos como la moral, únicamente existe una promesa incondicional de anarquía. Pronunciar tu nombre es evocar un conjuro, hacer un llamado a la destrucción de todos los lugares comunes.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
Y aquella noche yo me aferraba con la vida entera a esa promesa intangible, a tus ojos, que eran un espejo perfecto del caos, a tu boca que era como un fruto mojado, a tu pecho del cual nacía un fuego atemporal.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Posando mis labios sobre los tuyos, dulcemente, violentamente, creamos el vacío con nuestras lenguas entrecruzadas, con cada respiro entrecortado dimos luz un mundo nuevo, un mundo vasto que nos pertenecía, para que luego vos lo destruyeses sin piedad en el instante en que nuestras bocas se separaron, dejando que todo lentamente se deslizara hacia el ocaso, a tu antojo, a tu propio ritmo.<br />
<br />
Yo te buscaba a vos, y vos buscabas otra cosa, mientras formábamos elipses con nuestras lenguas, con la luna sobre nuestras cabezas y el mundo girando incontrolable, sin sentido.<br />
<br />
De aquel encuentro solo queda un recuerdo lejano, frío y estéril. Por que es como si vos nunca hubieses estado ahí, como si la boca que yo besé fuese la de un espectro, de una proyección que naciese de mi subconsciente.<br />
<br />
Ante todo descubrí que aquel sentimiento que queda después de vos me era conocido, y aquella noche me acompañaba a mi, la soledad, sentado en la oscuridad bebiendo los restos de alcohol en las botellas, contemplando la sala fría, los muebles desordenados, los vasos tirados en el piso, ausente.</div>Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-19536191968902692372012-07-23T21:14:00.000-07:002012-07-23T21:14:13.267-07:00La esperaTrató de pensar en ella, intentó evocar en su memoria la forma de su rostro, los contornos de su sonrisa, el color de sus ojos, el sabor de sus labios; pero su recuerdo rápidamente se convertía en algo borroso, como la impresión que queda luego de contemplar una luz directamente, una impresión al fin y al cabo, pero abstracta, y más que una imagen, ella se había convertido en una idea, un concepto.<br />
<br />
Así la pensaba él, mientras sostenía el teléfono en su mano.<br />
Nerviosamente contemplaba el papel con su número, pero tenía miedo de marcarlo, lo invadía un profundo temor de que todo ese edificio mental que había construido cuidadosamente con recuerdos de ella se derrumbase apenas escuchara su voz, apenas sostuviesen una conversación.<br />
<br />
Mucho tiempo atrás se habían conocido, habían hecho suyas las calles inexploradas de aquella ciudad desconocida, hasta el día de su inevitable despedida. Luego solo existía el silencio del vacío que se había creado por ellos, por la distancia insalvable entre personas que llevan vidas paralelas, nunca contrapuestas.<br />
<br />
Ahora era distinto, el ya no era él, era otra cosa que no podía descifrar y sobre todo temía descubrir quién era realmente ella, después de todo ese tiempo.<br />
<br />
Ante todo, quería que su reencuentro fuese espontáneo, nunca forzado.<br />
Por eso llamarla no era una opción. Solamente quedaba esperar, que se encontrasen aleatoriamente en algún parque, en una estación de metro, en una tienda de libros, en un café.<br />
<br />
Así decidió esperarla.<br />
Soñándola, escribiéndole poemas a diario, leyendo libros con personajes que le recordaban a ella, rememorando sus recuerdos (que eran en parte ciertos y en parte ficción).<br />
<br />
Y la esperó pacientemente una vida entera, conviviendo con la nostalgia de alguien que desea regresar a un lugar que ya no existe (o quizá nunca existió), pero el encuentro nunca ocurrió.<br />
<br />
Porque si la hubiese llamado aquel día, se hubiese enterado de la lamentable noticia de que ella había muerto en un trágico accidente la noche anterior.<br />
<br />
Pero él la sigue esperando, noche tras noche, sigue a la espera de un encuentro que nunca sucederá.<br />
Y no le recrimina nada, ni a ella ni a la vida, porque no sabe que ella ya no existe físicamente, únicamente existe como una idea en su mente, una construcción que vive indefinidamente en este mundo, en los recuerdos confusos de una persona que espera, sin ilusiones ni esperanzas creadas, únicamente espera, porque su recuerdo es más que suficiente para seguirla esperando, aún con la fatal incertidumbre de no saber si algún día eventualmente la reencontrará.<br />
<br />
<br />
<br />Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-82050408970808594892012-07-23T12:33:00.001-07:002012-07-23T17:52:29.931-07:00La muerte como elección<<La vida es una espera interminable, cuya única certeza absoluta es la muerte>> pensó.<br />
Vino a su mente un pasaje de un libro que había leído hace mucho tiempo, pero que había quedado grabado permanentemente en él: "El momento de la muerte es algo importante para el ser humano. La manera de nacer no se puede elegir, pero sí la de morir."<br />
<br />
Miró por la ventana, y el ajetreo cotidiano de las personas continuaba, el mundo no se detenía, parecía no darse cuenta que para él la vida ya había pasado a ser algo innecesario, distante.<br />
<br />
Aún así, contempló detenidamente su cuerpo desnudo, realizando la fragilidad del cuerpo humano, saboreando la solemnidad del momento en el cual se enfrenta a la muerte.<br />
<br />
Todo había sido cuidadosamente planificado.<br />
Ingirió las cinco pastillas azules, y se sentó a esperar, como tantas veces había esperado en la vida.<br />
Y así, como una planta que se marchita después de semanas sin agua ni luz, así su cuerpo se marchitó en la soledad de su cuarto débilmente iluminado. Lo único que quedó fue un cuerpo tendido sobre una cama, un simple contenedor de carne y hueso, pero ninguna esencia, ningún rastro de lo que él fue en vida.<br />
<br />
Pasados unos días sin que nadie supiera de él, su hermano lo visitó, como habían acordado por teléfono. Al encontrar su cuerpo inerte no se sorprendió, porque ese no era su hermano, era únicamente un cuerpo prestado que alguna vez perteneció a alguien que conoció.<br />
<br />
Lo único que encontró aparte del cadáver fue una nota breve:<br />
"He muerto, porque sí, porque lo he elegido conscientemente; porqué no existe libertad verdadera si no se puede ejercer libremente la opción de no vivir."<br />
<br />
Nadie lloró, no hubieron lamentos, porque fue ante todo una decisión respetable, una muerte honesta.<br />
<br />
<br />Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-45218688674640627552012-07-22T16:15:00.003-07:002012-07-22T16:20:43.707-07:00Buenos AiresBuenos Aires más que ciudad, es laberinto.<br />
Es un sinnúmero de calles aledañas inexploradas, que están ahí para ser caminadas, que esconden pequeños cafés, que evocan una especie de nostalgia, un aire de perfección literaria, como si todo fuese producto de la imaginación de un autor.<br />
<br />
Es una ciudad que más que para ser visitada, está ahí para ser leída, caminándola sin rumbo determinado, aleatoriamente, hasta encontrar un parque donde sentarse a leer un libro por un rato, para luego continuar, esperando lo inesperado a la vuelta de cada esquina.<br />
<br />
<br />Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-54592258938742723732012-07-09T09:15:00.001-07:002012-07-09T09:15:23.994-07:00La honestidad de tus orgasmosNos conocimos, si,<br />
pero no sabíamos hablar,<br />
nuestras lenguas eran muy otras,<br />
nuestros idiomas incomprensibles.<br />
<br />
Así que hicimos el amor,<br />
nos dedicamos a hacer el amor,<br />
por mucho tiempo,<br />
indefinidamente.<br />
<br />
No hablábamos,<br />
únicamente jadeábamos, gemíamos<br />
pero hacíamos el amor, siempre,<br />
quizá porque no sabíamos como decir eso que sentíamos,<br />
quizá porque era la única forma en que nos sabíamos comunicar.<br />
<br />
Cada posición distinta que adoptábamos<br />
era como cambiar de tema de discusión<br />
los roces de nuestros cuerpos eran las letras,<br />
y con nuestros movimientos formábamos palabras,<br />
y al cerrar los ojos, y sentirnos uno dentro del otro,<br />
las palabras dejaban de importar.<br />
<br />
y así fue como descubrí que tus senos son como poemas,<br />
que tus curvas sinuosas son tan dignas de explorar,<br />
tu piel tan tersa y suave se asemeja a los sueños de infancia,<br />
y que no hay nada más honesto en este mundo que un orgasmo tuyo.<br />
<br />
Una noche más, me encuentro aquí,<br />
con mi miembro erecto, palpitando,<br />
Mientras tu te desnudas lentamente,<br />
y yo, ansioso por estar dentro de ti,<br />
desesperado por iniciar nuevamente nuestra conversación sin palabras,<br />
una conversación siempre incompleta,<br />
pero tan honesta,<br />
tan nuestra.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8656039064114201822.post-21809205577538773992012-07-07T20:12:00.000-07:002012-07-07T20:12:18.299-07:00Té para tresMientras la lluvia caía insistente sobre la ciudad, ella jugueteaba con sus dedos, enrollando el mantel de la mesa en la cual estaba sentada, con su mirada perdida en la ventana, observando detenidamente los carros que pasaban sobre los charcos que se formaban en aquella calle apacible.<br />
<br />
Visto desde afuera, aquello era un cuadro tedioso, como si el tiempo se hubiese detenido en aquel restaurante, y lo único con vida fuese ella, con su vestido morado de terciopelo, con sus cabellos despeinados y todo lo demás fuese un adorno, puesto ahí para dar contexto a una historia que se desarrollaba en torno a ella.<br />
<br />
Pensaba en cuanto detestaba tener que asistir a aquellos eventos sociales, poner su mejor cara, saludar a todos los familiares de su novio como si realmente se alegrase de verlos, como si para ella aún fuese importante.<br />
<br />
Era el cumpleaños de su suegra, y a pesar de los intentos por excusarse de asistir, se vio obligada a participar del evento; ¿cómo explicarles que tuvo un día de mierda, y lo último que quería era socializar? como podría explicarles a ellos la tormenta que se avecinaba, la calma inestable que ella sentía desde hace algunos días, como si todo estuviese a punto de estallar.<br />
<br />
Su novio notaba algo distinto en ella, desde hacía algunas semanas, no era la misma. Siempre estaba ausente, ahí, cerca, pero ausente, como si flotase en el aire, difusa. Sin embargo, sus pensamientos eran inescrutables, y en sus ojos se levantaba una muralla, como para protegerla de cualquiera que tratase de ver lo que sucedía ahí adentro, en las profundidades de su conciencia.<br />
<br />
-¿Quieres pedir algo? -le preguntó su novio, dulcemente-, mientras el mesero esperaba con cara de impaciencia a que ella ordenara.<br />
La pregunta interrumpió su hilo de pensamientos, haciéndola regresar por un instante a aquel entorno gris y lúgubre del restaurante.<br />
<br />
Miró la carta distraídamente, finalmente decidió pedir un té verde.<br />
<br />
Cuando se lo trajeron, con toda la paciencia del mundo vertió una cucharada de miel en este, viendo caer lentamente la miel liquidambar en la taza y fundirse con el verde claro del agua.<br />
<br />
En su mente seguía siempre aquella figura presente, como un espectro, ausente, pero siempre ahí, en el mismo punto; y aquella situación la perturbaba, no podía dejar de pensar en él, en los andenes, en sus conversaciones y en sus encuentros cada vez mas frecuentes.<br />
<br />
Un beso, pensó, tan solo fue un beso. No tendría porqué importar.<br />
Pero sabía que si importaba, que ellos habían decidido cruzar la línea borrosa que los separaba, y a partir de ese punto, ya no existía vuelta atrás.<br />
<br />
Su novio se encontraba nervioso, quería que su novia le agradase a su madre y a su familia, después de todo, planeaba pedirle matrimonio muy pronto y ella pasaría a ser alguien muy importante en su vida.<br />
<br />
La conversación que se llevaba a cabo en aquella mesa era insulsa, como si todos hablasen por hablar, por llenar un vacío, un silencio temido.<br />
Mientras su cuñado charlaba sobre el resultado del partido de fútbol que había transcurrido en la tarde, sintió que su novio le tomaba de la mano por debajo de la mesa, a lo cuál ella no supo como reaccionar. Por un lado, su cuerpo sintió un escalofrío penetrante y rechazó el tacto de su mano sobre la de ella, por otro, sabía que no podía delatar su caos interior con sus acciones, con su frialdad.<br />
<br />
Era como si en vez de una persona, realmente fuese dos, con sentimientos encontrados a cada instante; y en medio de ese caos personal, ella iba perdiendo el control, sin saber como encontrar el camino de regreso a la tranquilidad previa que había sido su vida hasta antes de conocerlo a él.<br />
<br />
-Oye, ¿estás bien? -preguntó su novio-.<br />
-Si, no es nada -le respondió ella-, tan solo me siento un poco mal, debe ser un resfriado.<br />
<br />
Repentinamente, se excusó de la mesa para ir al baño.<br />
<br />
Mientras caminaba, sintió que nacían en el fondo de ella unas ganas terribles de salir corriendo, de mandar todo a la mierda, de escogerlo a él, huir juntos hacia algún lugar muy lejano, un lugar con muchas playas, y atardeceres hermosos y cielos despejados.<br />
Imaginó que tendrían muchos hijos, y un perro, y una casa con un jardín enorme, como un oceáno, donde todos pudiesen jugar.<br />
Harían el amor, vivirían del amor, y charlarían sin parar por días, por años, re-descubriendose y enamorándose nuevamente con cada palabra, con cada caricia, con cada mirada.<br />
Ante sus ojos se mostró todo su pasado y un futuro enorme, incierto, un universo privado del que solo ella y él podían participar.<br />
<br />
Pero tomando la poca fuerza que le quedaba, decidió regresar, ante todo escogió regresar.<br />
Lentamente, se sentó en la mesa y tomó de la mano a su novio.<br />
<br />
Todo estará bien, se dijo.<br />
La calma antes de la tormenta seguía ahí.<br />
<br />
Siguió contemplando por la ventana, la lluvia no dejaba de caer.Ivánhttp://www.blogger.com/profile/11275677877147873268noreply@blogger.com0