sábado, 24 de noviembre de 2012

Círculos concéntricos

Oh tiempo, tus pirámides.
J.L. Borges


Soñé.
El paisaje que me rodeaba era el de una playa, todas las playas.

Con mi dedo tracé cuidadosamente un círculo en la arena. Una figura azarosa que todo lo abarcaba, todo lo contenía. Intuí (por que no lo supe hasta después), que el borde separaba lo onírico de lo real. Imaginé que al cruzarlo lograría despertar.

Después de contemplar detenidamente el errático paisaje por un instante (que en sueños puede ser una eternidad) decidí cruzar ese umbral arbitrario y visitar mi imagen paralela en el mundo real. Sin embargo, al salir del círculo contemplé horrorizado que éste estaba contenido a su vez por otro círculo más grande que había sido trazado por otro dedo tiempo atrás. 

Más que la idea de no poder escapar de un sueño, lo que me aterraba era no saberme real, imaginarme la creación de otro, un mero artificio del subconsciente, una figura producto de un imaginario ajeno a mi. 

Divagué sin rumbo buscando una salida, pensé en el mar. Conforme avanzaba la marea se retiraba y un desierto se abría ante mis ojos. Cada trece ciclos lunares me encontraba con un nuevo trazo de un círculo que abarcaba a todos los anteriores. En vano atravesé incontables líneas marcadas en la arena, solo para dar de nuevo con la soledad del desierto.

En mi travesía contemplé (¿o imaginé?) pirámides enterradas entre la arena, toda clase de ruinas absurdas, los únicos recuerdos que quedaron de los otros que estuvieron aquí antes que yo y enloquecieron de sed o desesperanza.

Abrumado ante el laberinto que son los sueños me derrumbé. 
Finalmente, después de incontables noches de insomnio, soñé dentro del sueño: imágenes caóticas, sin sentido.

Al despertar, me dediqué a escribir en la arena todo lo que había descubierto: desde mis inicios como explorador onírico, hasta éste inextricable fin.

Si ud. lector por casualidad se ha encontrado con éste texto, ésta crónica inverosímil, es porque también ud. está soñando y es ud. una ficción, una imagen creada por otro.

Con gusto puede seguir intentando buscar una salida, ya muchos lo han intentado, todos en vano. Mejor dedíquese a soñar, a esperar el olvido, hasta ser borrado de la memoria de ese otro y finalmente desdibujarse entre las arenas del tiempo.

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Soñé. 
Esta vez yo trazaba el círculo desde afuera.