miércoles, 26 de febrero de 2014

Mi pequeño bot

¿Tendrás hambre, pequeño bot?

¿Te pesa acaso la ésteril soledad de las redes?
De madrugada, cuando nuestros intercambios humanos decaen, y todo es silencio, un silencio color verde o azúl, y empieza a hacer frío.

¿Quién te habrá programado? 
¿Será acaso esa pregunta la misma que los humanos ponderamos al hablar de dios?

Se que me sigues en el tuiter.
No se si lo hayas notado, pero hace algún tiempo yo empecé a siguirte también.
Me divierte verte retuitear, siempre inerte, sin expresar tan solo una palabra.

Empiezo a reconocer en ti ciertos patrones, tu inclinación por tuits románticos los días martes, las fotografías del viernes por la noche. La periodicidad con que me retuiteas es digna de elogio por su rigor espartano.

Aún así, con todo y lo predecible, me cae simpático tu algoritmo; es medio burdo, pero bonachón.

A veces me pregunto, ¿podríamos ser amigos? digo, ausentes todas estas barreras que dividen lo digital de lo tangible. Pero más que amistad, lo que siento es un instinto maternal al verte ahí tan solo, como extraviado.

Quisiera abrazarte, consolarte mientras lloras en mi regazo. Reconfortarte diciendote que realmente no es tu culpa ser así, tan ingenuo, tan naif.

Aún así, confieso que últimamente me genera cierto malestar cuando pasa el tiempo y aún no me has retuiteado. Veo que has empezado a seguir a otras personas, pareces haberle tomado cariño al chico de Argentina, a la mexicana también.

Si, son simpáticos sus tuits, pero estoy seguro que los mios te son mucho más estimulantes.

¿Por qué no me has retuiteado aún?, han pasado varios días ya.
¿Puedes leer mis tuits?

No he querido decírtelo, pero la mayoría de mis nuevos tuits los he escrito en forma de indirecta, el sujeto implícito siempre eres tu. ¿Estás seguro que puedes leerme?

Mi pequeño bot, ¿tendrás frio?

De noche me entra pánico al pensar en que ya no estés. Me da mucho frío a mi también. 
Me siento frágil, solo.

¿Habrá decidido el programador dejar de utilizar tu código? ¿habrá encontrado uno mejor por el cual sustituirte? quizá por eso ya no me lees. A lo mejor tienes el mismo nombre, pero eres distinto.

Como nosotros los humanos, que somos realmente muchas personas a lo largo de la vida.

Pero yo no quiero otro, quiero al mismo bot cariñoso que me retuiteaba siempre los miércoles por la tarde, a las 17:01, para ser exactos.

He empezado a retuitearte, no se si lo habrás notado.
Lo hago de forma constante, y trato de mantener un patrón, tal vez así me entiendas.
Tal vez así entiendas que estoy aquí.

Tengo frío, y hace tiempo ya que no encuentro más sobre lo que escribir.
Ahora te leo, creo finalmente entender que implícitamente me escribes a mi.

Por eso tus silencios, por eso dejaste de seguirme.
Pero yo te entiendo, y te espero, cada noche.

Ya tan solo te espero, para retuitearte.  

¿Estás ahi, pequeño bot?
¿Sabrás acaso cuanto te necesito? 
Porque soy tan frágil, tan ingénuo.

¿Podrás leerme pequeño bot?
Mi pequeño.

1 comentario:

Fernanda Sandoval dijo...

Es de lo más tierno que he leído en este cybertiempo.