Es extraño
estar en un punto determinado de la vida y detenerse por un segundo a mirar
para atrás.. contemplar uno a uno los recuerdos que quedaron mas fuertemente
impresos en nuestra memoria.
A ello se
une un cierto grado de especulación sobre la forma y orden en la que ocurrieron
(que no necesariamente es una imagen fiel de lo realmente sucedido), su
interpretación y su significancia, sin embargo creo que a uno se le concede
éste privilegio por el papel de juez y parte que jugamos en esta historia.
Siempre
admiré la literatura de Borges y de Kafka, soñé con escribir cuentos cortos que
lograsen capturar la angustia que Kafka nos transmitía en sus escritos, crear
en mi mente un mundo habitado por una burocracia infinita una especie de vida
que transcurriese en una especie de reductio
ad absurdum (absurdo?).
Pero la
verdad es que nunca lo hice, quizá fue porque siempre imaginaba fantásticos
principios para cada cuento, pero nunca logré hilvanar una historia coherente
con un final digno de ser escrito (remarco el posible sesgo en la forma en que
cuento ésta historia).
Así que mejor
decidí entrar en la academia, quizá mis aportes puedan ser mas valiosos en éste
lugar del mundo, (que a veces puede tener algo de burocracia infinita) ((amo
usar paréntesis para intercalar pensamientos mientras escribo)) y dejar el
oficio de escritor amateur para los momentos de ocio e inspiración, que cada
vez son más escasos e infrecuentes.
Alguna vez
escuche decir que Neruda comparaba el oficio de un escritor como el de un
obrero, el cual se perfeccionaba mediante una constante práctica. Yo siempre
imagine la literatura como un flujo, un devenir constante de ideas, sin un orden
necesariamente lógico, una especie de aleatoriedad proveniente de la conciencia, pero quizá ahí radica la diferencia entre
las personas que dedican su vida a escribir, y nosotros los que amamos leer,
que devoramos las palabras e historias de escritores viajeros con nombres
extraños, pero somos incapaces de escribir un solo texto coherente.
Siguiendo
con el tema del sentido, creo que éste ejercicio es sumamente ilustrativo de mi
forma de escribir, empiezo por un tema, luego paso a otro y luego me encuentro
en medio de una especie de telaraña sin mucho sentido inherente. Quizá ello sea
reflejo de alguna característica particular de mi vida, pero prefiero no
iniciar cavilaciones que desvíen mi línea de pensamiento nuevamente.
Sábato murió, admirado por muchos por la calidad de sus obras literarias, pero
personalmente admiro mucho más su genialidad, de tener una exitosa carrera como
físico nuclear, abandonó toda una vida de dedicación académica (y ojo que la
física no es cualquier cosa), para dedicarse a su verdadero sentido de la vida,
las letras.
Quizá lo
único que podría agradecerle a Sábato fue la manera en que logró, a través de
sus palabras, que pudiese entrar profundamente en la mente de una persona paranoica-esquizofrénica
y observar al mundo desde ese espacio mental.. algo sumamente perturbador y de
alguna forma, morbosamente apasionante.
Realmente
recomiendo al lector interesado leer su informe sobre ciegos (no recuerdo
exactamente el nombre), que se incluye en el libro de “sobre héroes y tumbas”
para gozar de esta indescriptible experiencia literaria.
Otro
escritor que admiro en ese sentido (aunque afortunadamente no ha muerto) es
Murakami. Luego de 40 años llevando una vida probablemente cotidiana,
burocrática (creo que me persigue ésta idea) e insatisfactoria, también decide
abandonarlo todo y lanzarse a escribir.
Realmente
el no lo sabía, no conocía ese don suyo y de alguna forma (sumamente aleatoria)
la vida lo llevo a descubrirlo, nuevamente para deleite de nosotros los
lectores ávidos que gozamos de buena literatura.
Quizá algún
día yo decida dejar la mediocridad y escribir.. o quizá tan solo siga leyendo y
viviendo dentro de ésta hermosa burbuja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario